por Miguel Horacio | Abr 18, 2016 | Poder de Dios, Reino de Dios
Me pasé junto a mi comunidad todo un fin de semana con mi obispo y el Director Provincial de la Comunidad Siervos de Cristo Vivo a la que pertenezco ya hace varios años. Quiero contarte lo que estuvimos ‘cocinando’, es decir hablando y planificando. Tuvimos varios momentos de oración en los cuales el Señor nos habló proféticamente y las intervenciones de Mons. De la Rosa y Carpio (quien es el asesor oficial de la Comunidad Marcos, comunidad/ministerio dependiente de la Comunidad Siervos de Cristo Vivo).
Todo el fin de semana estuvo enmarcado en estos 4 temas, son para nosotros como los 4 puntos cardinales que nivelan la brújula de nuestro quehacer comunitario:
1. La Misericordia de Dios:
Tanto las prédicas de Monseñor de la Rosa como las de nuestro Director Provincial Reynaldo Gonzalez, así como varias palabras proféticas giraban en torno a la Misericordia de Dios y cómo estamos llamados a ser canales de Su Misericordia para los demás. En las predicas nos recordaban que además de que el Papa Francisco nos introdujo al Año Jubilar de la Misericordia nuestra comunidad está fundada en buscar, obedecer y hacer lo que brota del corazón de Dios. Y nuestra comunidad tiene un llamado específico a la Misericordia de Dios pero desde el principio a tenido un enfoque a la asistencia de los que sufren de enfermedades. PERO nuestro obispo fue muy enfático en que nosotros no asistimos a los enfermos del cuerpo como médicos, nosotros asistimos a los enfermos con el Poder del Señor, nosotros no asistimos a los enfermos en su interior como sicólogos sino con el Poder del Espíritu Santo y esto nos lleva al próximo punto.
2. Evangelizar con Poder:
Me impactó cuando nuestro obispo nos dijo: “En la época de Jesús ya las personas se reunían en torno a la Palabra de Dios en las sinagogas, la diferencia de Jesús es que predicaba la misma Palabra de Dios que todos ya conocían PERO con Poder del Espíritu Santo”. De la misma forma hoy día dentro de la Iglesia hay diferentes movimientos, comunidades y/o espiritualidades pero mi comunidad tiene la misión de evangelizar con Signos, es decir con señales que indiquen el Poder del Rey Jesús en medio nuestro. Otros evangelizarán con métodos o con dinámicas o con meditaciones, etc…pero nosotros debemos dejar al Espíritu Santo fluir con Sus carismas de Poder (carismas de sanación, carisma de fe carismática, carisma de discernimiento de espíritus, carismas de Milagros). Una evangelización sin signos del Poder de Dios no es el llamado o la misión de nuestra comunidad.
3. Enfrentar al diablo es inevitable:
Otro tema conversado en este fin de semana fue sobre ‘guerra espiritual’ o los enfrentamientos o choques contra el maligno y sus espíritus malos. Algunos hermanos de comunidad comentaban que orando por los que sufren sentían en ocasiones que algunas personas estaban atacadas no sólo por enfermedades sino por demonios y que ellos no se sentían preparados para hacer liberación. A lo que nuestro obispo respondió: “Pues si no se sienten preparados, prepárense y no dejen de orar por liberación”. Nos comentaba que los enfrentamientos con el diablo son inevitables pues el anda ‘como león hambriento en busca de los no preparados’. Nos dio dos enseñanzas muy básicas para enfrentar a los espíritus malos: a) Con los espíritus no se habla, se les echa fuera. (si nos ponemos a escucharles nos engañarán). b) Aunque los demonios intenten asustarlos no les tengan miedo. (son como perros bullosos pero que huelen el miedo y muerden sólo al que se deja morder).
4. No ser susceptibles al rechazo:
En la homilía nuestro obispo nos decía que este ‘manera de vivir la fe’ podría engendrar rechazo en algunos ambientes de la Iglesia, pero que no nos detuviéramos por ello. Que en caso de que se nos cerrara una puerta que entonces buscásemos por otra parte la puerta abierta. Nos animó a la humildad de tener un tesoro que compartir: ‘El Poder Sanador y liberador del Señor’ para sanar a las ovejas heridas pero sabiéndonos simples siervos de Dios. Nos recordaba como Jesús fue rechazado por los ‘suyos’ y cómo S.Pablo también pero por esto ninguno de ellos dejó de cumplir con Su misión. Nos dijo: “Jamás dejen de hacer lo que les toca. Ni por pena, ni verguenza, ni por miedo. No echen para atrás ni para coger impulso”.
Curiosamente me comentaba mientras tuvimos la comida final del fin de semana que durante nuestro retiro se nos presentó orar por dos personas enfermas que se acercaban a pedir oración. Estábamos en una casa de retiro grande donde habían personas de otros ambientes de la Iglesia que al enterarse de que estábamos ahí se acercaban a pedir oración. Mi obispo me decía que esto era una confirmación de que a esto estamos llamados: “A orar por los que sufren de dolencias de todo tipo”.
También nuestro obispo nos pidió escribir un libro comunitario relatando los testimonios que hemos visto cuando oramos por los que sufren. Inclusive nos dio el título del libro. ¿Te gustaría leer un libro como este?
por Miguel Horacio | Mar 25, 2016 | Poder de Dios, Reino de Dios
…O es que aquel que murió en la cruz está pensando en mí y en ti.
Jesús dijo que para ser discípulo suyo hay que cargar la cruz, pero cual cruz.
¿Será que Jesús quería que cargaramos la misma cruz que Él? ¿Entonces lo que hizo no fue suficiente? Si no es la cruz de Jesús ¿Cuál es tu cruz? ¿Cuál es mi cruz?
En realidad, Jesús dijo que carguemos con nuestra cruz y que lo sigamos. Ya deja claro que cargar una cruz sin seguirle no cumple con lo requerido. Tampoco es completo seguirle sin cargar la cruz.
En la época de Jesús cuando alguien mencionaba la palabra cruz, todo mundo tenía una idea de lo que era. De vez en cuando, veían a alguien cargando una para luego ser clavado en ella. La cruz en aquella época no era un concepto, idea, persona, problema o carencia. Era una realidad que llevaba a la muerte, el clavado a la cruz no podía moverse a donde quisiera. Tenía que esperar morir en ella.
La cruz es sinónimo de un proceso de muerte. No es una muerte rápida. Es un proceso de muerte lento en el cual el crucificado muere poco a poco hasta entregarse totalmente.
Jesús dijo que Sus discípulos debemos cargar con nuestra cruz y no la Suya. El no dijo carguen con mi cruz, pues la cruz de Jesús ninguno de nosotros lo podría cargar y Dios nunca nos pone algo para cargar superior a nuestras fuerzas o capacidad.
La cruz de Jesús es única. Nadie pudo antes que el cargar una cruz parecida. Y después de Él haberlo hecho y muerto en ella nadie podría repetir. Jesús obtuvo la posibilidad del Perdón de los pecados, la Salvación, nadie podría hacer esto. Sólo Él. Su muerte en la cruz es suficiente para la Salvación. No hay nada que podamos hacer para agregarle nada. Nosotros sólo, por fe, podemos colaborar con Su Gracia para que Su Salvación cubra toda nuestra vida.
¿Entonces cuál es nuestra cruz?
Mucha gente mal entiende que la cruz puede ser una enfermedad o un familiar adicto o una carencia económica. Pero ¿sería de esto que hablaba Jesús? Creo que no. Recuerdo que la cruz era un proceso lento de muerte para el condenado a ella. Esto, a mi entender, en la mentalidad de Jesús es un proceso a través del cual entregaría su vida para ayudar a muchos. Por esto se molestó tanto cuando Pedro intentó impedirle entregarse en la cruz y le dijo aquello tan fuerte: “Apartate de mi Satanás”.
Para Jesús la cruz es entregar la vida y sin esto su misión hubiese sido incompleta. Esto nos dice que para nosotros la cruz es un proceso por medio del cual nosotros podemos entregar nuestra vida, como Él lo hizo. No para salvar a otros, pero sí para colaborar con Jesús para que otros reciban la salvación que sólo Él puede brindar.
Nuestra cruz no es una enfermedad, pues Jesús se pasó gran parte de Su tiempo quitando enfermedades. Es más podríamos decir que parte de la cruz de Jesús era quitar las enfermedades de los demás. El Ministerio de Jesús es el Ministerio de curación de enfermedades y liberación de espíritus malos. El ejercicio de este Ministerio le llevó a enfrentar muchos problemas y hasta entregarse en la cruz.
Nuestra cruz no tiene sentido si no seguimos a Jesús. Nuestra cruz debe ser un proceso por medio del cual nosotros libre y conscientemente entregamos nuestra vida a los demás en el servicio. Si la cruz de Jesús dio vida la de nosotros para que sea verdadera también tiene que ser un servicio que brinde vida.
En mi caso, son muchos los fines de semana que tengo que desprenderme de la comodidad de mi hogar para dormir quien sabe donde para ir a predicar el Evangelio. Muchas horas y fines de semana lejos de mi preciosa esposa y perdiendome de ver a mis hijos en lo que sería mi tiempo libre. Esta renuncia y salida de mi zona de comodidad es mi cruz. PERO me consta que en estas salidas de evangelización, muero a mi mismo y muchas personas reciben la predicación del Evangelio, muchos son sanados y liberados en el Nombre de Jesús.
PERO falta algo.
En pocas palabras, cargar la cruz es entregarse a los demás, renunciando a uno mismo y brindarles la vida de Jesús, pero en el Poder del Espíritu Santo. Recuerda que Jesús dijo ‘cargar la cruz + seguirle’. Toda Su entrega fue en el Poder del Espíritu Santo.
Cargar la cruz sin seguirle no es ser discípulo de Jesús. Para ser discípulos de Jesús hay que cargar la cruz y seguirle. Es decir, servir a los demás según Sus criterios, según Su voluntad, según Sus métodos.
Es muy cómodo servir sin una apertura al Espíritu Santo. Pues la apertura al Espíritu Santo nos lleva a morir a nuestros criterios y a nuestra manera de pensar.
La vida en el Espíritu es tan importante que por ello Jesús entregó Su Espíritu al morir en la cruz. Sin esto nosotros hoy no pudiésemos decir que estamos bautizados en el Espíritu Santo.
En fin para concluir este artículo. Para ser discípulo de Jesús hay que cargar la cruz y seguir a Jesús o en otras palabras someternos voluntaria y libremente a un proceso de servicio y entrega a los demás pero en el Poder del Espíritu Santo. Nuestro servicio no debe mostrarnos a nosotros sino debe mostrar el Poder de Dios. Y en este proceso nos vamos transformando en la persona que Dios pensó que fuéramos desde antes de nacer.
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por Miguel Horacio | Mar 10, 2016 | Entrevista, Poder de Dios, Reino de Dios, video
por Miguel Horacio | Feb 9, 2016 | Familia
Para decir la verdad es necesario tener valor. Mentir es esconderse, no dar la cara, no reconocer ni enfrentar la realidad. Por eso el enemigo de Dios y de los hijos de Dios es el padre de las mentiras. Las mentiras impiden que nuestra verdadera identidad salga a la luz.
En mi casa no siempre podemos comer juntos, así como se ve en las familias bonitas de la televisión. El ritmo de vida que llevamos, los horarios de trabajo y colegio no siempre coinciden con la hora de comer. De todos modos, estamos luchando con el horario y hemos estado haciendo un esfuerzo de algunos días de la semana comer juntos.
Hace poco mientras comíamos mi hijo de 6 años nos confesó algo. Le habíamos servido su plato de comida, lo más balanceado posible, incluyendo vegetal. Ese día el vegetal que teníamos en nuestro menú era el brócoli. Mi hijo y el brócoli no se llevan muy bien que digamos. Anteriormente le poníamos el brócoli en su plato y confiábamos que se lo comería. Le preguntábamos y nos decía que se lo había comido. La cuestión es que mientras comíamos separados le salía el jueguito, ahora cuando vio que estábamos juntos y los brócolis en su plato nos dijo: “Papá, mamá tengo algo que decirles. Cuando ustedes me ponían brócoli yo iba rápido y los botaba en la basura. Nunca me los comía”.
Mi esposa hizo silencio, y me miró. En ese momento yo imaginé todas las veces que este niño había sido engañado de que lo mejor era mentir a sus padres. Me di cuenta que mi respuesta podía empoderar la idea de que mentir es mejor que decir la verdad. La Palabra de Dios declara que la verdad nos hace libres (Jn 8,32). Entonces le dije: “Mi hijo te felicito por habernos dicho la verdad. Hay que tener valor para dar la cara y decir la verdad. Déjame darte un abrazo”. Le vi el rostro de no-lo-puedo-creer. Ni su mamá ni yo le gritamos ni le castigamos. Le dije: “Por decirnos la verdad no tomaremos en cuenta ninguna de las veces que nos mentiste, no te castigaremos. Pero te tienes que comer el brócoli que hoy tienes en tu plato”.
No podíamos dejar pasar el que no se comiera el brócoli pero tampoco podíamos permitir que sintiera que mentir era la mejor solución. El sentir que es amado aún cuando falla o miente le capacita para dar la cara en situaciones futuras. ¿Acaso Dios no hace lo mismo con nosotros? ¿Cuántas veces no hemos fallado y Él no nos ha rechazado? ¿Cuándo fue la última vez que fallaste en algo y Dios te rechazó? Ese no es Dios. No es el Dios Padre que Jesús nos vino a presentar.
El Reino de Dios es un reinado de valientes que reconocen y dicen la verdad. Efesios 6 habla del ‘cinturón de la verdad’. Es importante ponerse cinturón o correa cuando no nos sirve el pantalón. Y hay que reconocer que ‘el pantalón del Evangelio’ a muchos no nos queda a la medida. Necesitamos algo que nos ayude a no salir por la vida con el pantalón cayéndose. Eso lo hace la verdad.
Choqué el vehículo nuevo
Hace poco les contaba en el blog que en mi casa habíamos adquirido de oportunidad un vehículo usado, pero para nosotros nuevo. Pues hace pocos días tuve un accidente buscando a mi hijo al colegio. No estoy todavía acostumbrado al tamaño de este vehículo y dando reversa choqué ligeramente un vehículo estacionado de uno de los otros padres del colegio. El vehículo en el momento del accidente estaba vacío, no había nadie ni dentro ni fuera, pero de repente llegan más vehículos y la posición en la que estaba debía moverme para que otros vehículos pudiesen pasar. En ese momento un hombre, al ver que me movía, sale al medio de la calle y me mira con cara de que yo me fugaría.
En ese momento, me di cuenta de que, eso precisamente es lo que parecía. Si después de un accidente, quien pega se mueve puede dar la idea que que se va. Fui y me estacioné. Salí de mi vehículo, espere a la dueña del vehículo al que le pegué. ¡Gracias a Dios no fue nada grave! La señora ve su vehículo y le pido excusas y que lo menos que yo podía hacer era pagarle el arreglo de su carro. Ella me dice que no cree que sea necesario pues parecía que era un daño muy superficial. Así quedeamos. Cuando me volteo para ir a buscar a mi hijo me detiene otra persona y me dice: “¿Eres Miguel Horacio, el que predica y ora por los demás?”.
Imagínate: ¿Cuántas veces no hemos dado la cara y otros nos han visto no reconocer nuestras faltas? o ¿Cuántas veces hemos dejado a Dios esperando que reconozcamos nuestra falla para el abrazarnos con Su perdón? La verdad que en ese momento yo no estaba cuidando mi reputación, pero si yo no hubiese dado la cara y enfrentado la realidad de que fallé hubiese dado el testimonio o imagen de que no creo en aquel que dijo YO SOY VERDAD.
El pedir perdón es una de las armas más poderosas del Reino de Dios. Jesús es perdón. El es el perdón de Dios. Cuando pedimos perdón sale la verdad. Cuando pedimos perdón reconocemos que necesitamos a Jesús y le damos la oportunidad a Él de intervenir. Quien no reconoce su faltas ante Dios ni ante sus familiares, amigos y/o vecinos se esconde de la Luz de Dios. Quien reconoce sus faltas y pide perdón se pone bajo el foco de Dios y Su luz hace que resurja la persona que Dios quiere que seamos.
Muchas veces yo tengo que pedir perdón a mi esposa, a mis hijos, a mi comunidad y a Dios. En esta escuela del pedir y dar perdón crecemos en la fe y la misericordia. He aprendido que cuando fallo, caigo en alguna tentación y peco no estoy siendo el verdadero Miguel Horacio. El verdadero Miguel Horacio no se esconde detrás de mentiras, reconoce su falla, da la cara. El verdadero yo es aquel que obedece a Dios valientemente.
Espero que Dios te cubra de Su Espíritu valiente. Su Espíritu Santo que te envaliente para dar la cara y pedir perdón a quien tengas que pedir perdón. No quiero que se te caiga el pantalón. Ponte el cinto de la verdad.
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por Miguel Horacio | Dic 10, 2015 | Entrevista, Oración, Poder de Dios, Reino de Dios, video
Este video es el 4to episodio de la 2da temporada del programa digital ‘Sobre la Ola’, en el cual Irwin, Elena y yo (Miguel Horacio) hablamos sobre si es fanatismo esperar siempre que Jesús sane. Otros temas que conversamos aquí es cuales son las condiciones para ser usado por Dios para sanar en Su Nombre, si el cansancio nos impide ser canal de sanación, etc…
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