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10 años sin poder caminar

10 años sin poder caminar

Este fin de semana pasado estuve en la ciudad de Coatzacoalcos junto a mi amigo Melchor Maldonado. Esta foto es sólo uno de los tantos testimonios.

Sentí una palabra de conocimiento de alguien con un problema en su pierna derecha y que esto le impedía caminar bien.

Esta persona se identificó, levantó su bastón y hasta saltó frente a nuestros ojos. ¡Gloria a Dios!

Tenía diez años sin poder caminar sin ayuda. El bastón nuevo… para la basura.

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El Ángel de las Nuevas Historias

El Ángel de las Nuevas Historias

Mi último viaje del año fue al hermosísimo país de Costa Rica. Me tocó acompañarles mientras sufrían el ataque del Huracán Otto. Ellos tenían años que no recibían algo de tal magnitud y esto hizo que el miedo y la angustia intentaran dañar los eventos planificados para reavivar la fe con nuestra visita.

Me acompañaba en este viaje mi amigo Sergio Soto. Fuimos invitados por el Consejo Nacional de Jóvenes de la Renovación Carismática de este país. Es para mi un honor servir al Rey Jesús al lado de personas como Sergio (México), Francisco Javier, Hellen y Luis Francisco, Nelson, Mary y su preciosísima familia con el pequeño Matías. Estoy tan agradecido de participar en la escritura de una nueva etapa histórica en la Renovación Juvenil de Costa Rica.

Mientras estuvimos allá a Sergio y a mi nos tocó impartir un taller de carismas a servidores de distintas regiones de ese país. Personas con años participando en la Renovación Carismática pero aparentemente en un ambiente de renovación pero sin carismas. PERO sin carismas no hay verdadera renovación. El Señor no se hizo esperar en medio de estos servidores el Señor se derramó con Poder, sanando y repartiendo carismas novedosos y muy fuera de la experiencia de ellos.

Allí experimenté, ví, la presencia de un ángel que había visto el fin de semana anterior junto a mi obispo en la visita a New York (Estados Unidos). (si quieres leer sobre mi viaje con mi obispo https://miguelhoracio.com/viajando-con-mi-obispo/ ) En la ciudad de New York en un momento de oración con servidores vi que entraron tres ángeles gigantes y uno de ellos tenía en una de sus manos una especie de pergamino y en otra una pluma para escribir, los otros dos estaban con armadura y espada. En mi interior pregunté: “¿Qué está pasando?” y sentí que Dios me dijo: “Los ángeles armados vienen a defender lo que aquí comienza y el escribano es quien toma nota de las nuevas historias”. ¡Wow! ¡Triple wow!

El Ángel de las nuevas historias. No sabía que había un ángel así. Esto me ha abierto una nueva dimensión en mi fe. El ángel que toma nota cuando alguien se convierte. El ángel que escribe los testimonios de milagros. El ángel que anota cuando los representantes/servidores de un país retoman una nueva apertura en el Espíritu que obviamente provocará un cambio radical en la espiritualidad y en las decisiones no sólo de la Iglesia sino de todo el país. Además que Dios es el Dios de la Nueva Historia. Jesús es la Nueva Historia de la Humanidad. Es mi Nueva Historia.

Vuelvo a Costa Rica, mientras orábamos con los servidores de este país. Ví de nuevo a estos ángeles. Los guardianes de las nuevas historias con Dios y al Santo Escribano. Ya no tuve que preguntar qué hacían allí. Estaban para lo mismo que en New York. Algo nuevo estaba surgiendo allí también. Esta experiencia con los ángeles del Cielo me da un sentido profético.
Ustedes saben que en New York hay latinos de toda latinoamérica, en el evento que tuvimos allí había representantes de toda América Latina.

Lo que siento como una profecía, a través de la presencia de estos ángeles, servidores de Dios es que algo nuevo está surgiendo en latinoamérica. Algo que alumbrará y asombrará a toda la tierra. ¡Gracias Señor! ¡Gracias por este año 2016! ¡Mientras más te veo actuar más te amo!

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Viajando con mi obispo

Viajando con mi obispo

Este fin de semana pasado estuve en la ciudad de Nueva York en el 1er Congreso Carismático Católico Hispano de esta gran ciudad (y andaba con mi obispo). Fue un fin de semana poderoso entre prédicas, talleres, risas, momentos de oración, lágrimas, sanación, liberación, etc…

Es una real bendición tener un obispo con corazón de pastor. En un momento dijo: “Mi carisma es confirmar la fe que tienes y lo que haces”. Al decirlo me vino una lluvia de recuerdos de conversaciones que hemos tenido y como me ha corregido, consolado y animado por años. Poder presentarle a amigos y amigas que tengo en NY y que ellos percibieran de primera mano a este pastor y a la vez que él pudiera conocer a personas tan maravillosas fue un honor. Y sobre todo ver al Señor actuar con Poder en medio nuestro.

“La enfermedad no es de Dios. En cierta forma detrás de cada enfermedad está el diablo”. Dijo Monseñor De La Rosa en una de sus prédicas. Definitivamente es una confirmación a mi fe y a lo que he estado predicando por años. Escuchar a mi obispo decirlo frente a cientos de personas es potente, confirmador, emocionante. En un momento alguien se nos acerca y nos pide oración y el me mira diciéndome: “Tu dirige la oración”. Mientras los dos imponíamos las manos sobre la persona. Ahí caí en la cuenta que después de años conociéndonos fue la primera vez que mi obispo y yo oramos cara a cara por alguien. Ya lo habíamos hecho desde alguna tarima y junto a otras personas pero nunca así como en este fin de semana.

Tuvimos un momento de oración por el Bautismo en el Espíritu luego de una de sus prédicas sobre lo que es la Renovación Carismática. La oración la dirigíamos el Padre Eduardo y yo. De repente se nos acerca Monseñor y toma el micrófono para motivar a los presentes que no habían recibido el carisma de orar en lenguas a que se atrevieran a pedirlo en ese momento, diciéndonos que este es uno de los tantos signos que indican que una persona ha sido bautizada por el Espíritu. Pero verlo a él hacerlo y animarnos a orar en lenguas fue una bendición.

Todos los días hacíamos desde la tarima oración de sanación. Una de sus más grandes preocupaciones o más bien ocupaciones es que ante tanta gente con grandes necesidades puedan experimentar el Gran Poder de Amor que tiene Jesús para sanar al que sufre. En uno de estos momentos de oración habíamos 5 personas dirigiendo la oración y el detrás animándonos. Entre ellos el Padre Joseph Espaillat (Director Hispano de la Renovación Carismática en NYC).

Nos hicieron la cortesía de hospedarnos en un hotel, todas las mañanas Monseñor y yo nos juntábamos en el pequeño restaurante del hotel para desayunar. Uno de esos días una de las personas que nos servía el desayuno me pregunta frente a él: “¿Es tu papá?” Yo lo miro, me sonrio y le digo: “Es como si lo fuera. Es mi obispo”. Inmediatamente dijo: “¡Bendígame por favor!” Y allí en medio de todos oró por ella. En fin, estoy como niño después de volver de viaje con una de las personas más importantes en su vida. Una bendición para mi el haber estado con él.

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