fbpx

Tuve una imagen mental de que alguien con dificultad en su cadera iba a ser sanada. La imagen era de alguien caminando con problemas, pero luego caminaba bien.

Esto que te relato ocurrió en mi último viaje de evangelización. En Fort Lupton, Colorado. Esta palabra de conocimiento en forma de imagen mental es como un aviso de Dios para que notemos lo que Él esta haciendo para bendecir a los habitantes de Su Reino.

Las palabras de conocimiento son como un aviso de Dios para que notemos lo que Él esta haciendo para bendecir a los habitantes de Su Reino.

Cuando lo comuniqué a los presentes (unas 120 personas) y pregunté si alguien se identificaba con lo que veía en mi mente, se levantó una persona con una torcedura corporal muy notable. Al verla me impresioné pues nunca había visto físicamente a esta persona, pero era exactamente lo que había visto ‘en el Espíritu’.

Las palabras de conocimiento son un llamado a la fe, tanto para quien recibe esta ‘revelación’ como para quien se identifica con lo que se describe. Al ver a la persona frente nuestro nos dimos cuenta que debíamos orar por ella imponiéndole las manos. La invitamos a pasara al frente, lo cual no hacemos mucho en asambleas, pues entonces todo el mundo quiere que ‘los del frente’ le impongan las manos y en asambleas de gran número esto no siempre es posible.

Las palabras de conocimiento son un llamado a la fe.

PERO esta persona necesitaba un tiempo más prolongado de oración. Al pasar al frente le preguntamos su nombre, le preguntamos el tiempo de padecimiento de este mal y le preguntamos si tenía algún tipo de dolor, además de que nos dijera si había sentido algo de parte de Dios al escuchar la descripción en la palabra de conocimiento. Ella nos dijo que al escuchar que describíamos su condición ella sintió mucha paz, calor y que era Dios bendiciéndola. (En ocasiones estos son signos de la acción de Dios).

La sentamos en una silla y comenzamos a orar tocando, con su permiso, su espalda en el lugar que ella decía que le comenzaba la torcedura del cuerpo hasta su cadera. Ella nos contó que a la edad de tres años le dio polio y esto le causó desde entonces que su cuerpo se fuese deformando, al pasar los años ella iba empeorando y perdiendo movilidad en su cuerpo. Mientras orábamos el Señor nos iba revelando más detalles personales de su vida, lo cual ya no anunciábamos a los demás presentes pues esto era algo privado que Dios quería sanar en ella.

Hemos aprendido a dar órdenes de fe. Estas órdenes no son a dirigidas a Dios, más bien son en Nombre de Dios. Decíamos: “En el Nombre de Jesús le ordenamos a los huesos, nervios, músculos de Olga recuperar la originalidad pensada por Dios al crearla. Restáurense en el Nombre de Jesús”. Luego de unos minutos de oración los huesos de Olga comenzaron a tronar. Dios, en el poder, de Su Espíritu Santo estaba recolocando los huesos donde debían estar.

Las órdenes de fe son mandatos en el Nombre de Dios.

Ella estaba muy emocionada, con lágrimas en sus ojos, sintiendo el poder de Dios en su cuerpo. Sanándola. Le invité a ponerse de pie. Nos había dicho al inicio que no sentía dolor, pero que había movimientos que no podía hacer desde niña. Al levantarse de la silla le dije que ejercitara la fe intentando hacer algún movimiento que antes de la oración no podía hacer. (He notado que mucha gente no recibe bendiciones de Dios porque omiten este paso en fe, moverse en el Nombre de Dios) y ella comenzó a doblarse de una lado a otro. A la izquierda a la derecha. Para mi nada extraño pero cuando le pregunté “¿Cuánto tiempo tenías sin poder hacer ese movimiento?” Su respuesta nos impactó: “Tenía 51 años sin poder hacer este movimiento”. Su cara de felicidad era indescriptible.

Mucha gente no recibe sanación pues no se mueven para probar en su cuerpo lo que Dios está haciendo. Dios no sana a estatuas.

Notamos que estaba mucho menos torcida que al principio. Por ello podía hacer este movimiento sin perder el equilibrio. Le pedimos que se sentara de nuevo y seguimos imponiendo nuestras manos y dándole órdenes de fe a su cuerpo. Hemos aprendido, y aún seguimos aprendiendo, que algunas condiciones y más cuando las personas tienen muchos años padeciendo de algo, es necesario más tiempo de ministración. Sus huesos seguían tronando, ella sentía como su cuerpo iba cambiando bajo el poder de Dios. Nosotros Irwin (quien me acompañaba y yo) parecíamos niños viendo como nuestro Padre cumple lo que promete.

Luego de unos minutos más le pedimos levantarse de la silla y probar algún otro movimiento que antes no podía realizar. Ella comenzó a levantar y flexionar la rodilla en su pierna izquierda. Nuevamente estaba feliz. Le pregunto: ¿Cuánto tiempo tienes sin hacer ese movimiento?” Responde: “Tenía 14 años sin poder hacer esto, me tenían que ayudar hasta para ponerme los zapatos”. ¡Gloria a Dios!

El Reino de Dios está aquí. Actuando poderosamente en los que esperan y se abren como niñitos. Vemos como todo inició con una palabra de conocimiento que nos movió a orar más por una persona. Me imagino cuando Olga llegó a su casa y su familia la vio caminar sin dificultad, casi derecha (Olga no se le quitó la torcedura en su totalidad, pero se fue como un 80% más derecha). Ya no necesitaba que le ayudaran a poner los zapatos, ya no necesitaba ayuda para no perder el equilibrio. Se podía mover con libertad. ¡Gracias Jesús!

¿Qué es lo que más te impacta de este testimonio? ¿Alguna vez haz dado alguna orden de fe en el Nombre de Jesús? ¿Por qué sí o por qué no? Escribe tu comentario más abajo.

NOTA: Si quieres comparte este testimonio.