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Una de las cosas que más impresiona en el ejercicio del Ministerio de sanación es el carisma de palabra de conocimiento. Es uno de los carismas acompañantes o auxiliares en el ministerio de sanación. Una palabra de conocimiento es una revelación que da Dios de lo que Él está haciendo o va a hacer en la vida de alguien. En el fondo, como todo lo que Dios revela, es una llamada a la fe.

Cuando escuchamos a alguien dar una palabra de conocimiento, Dios nos está pidiendo creer que lo que esa persona está declarando viene de Su parte y será hecho. Algunas pueden aparentar declaraciones sencillas y otras pueden a nuesto modo de percibir más difíciles. Ej: “Aquí hay alguien que sufre en su pierna izquierda y Dios quiere sanarte” ó “Alguien aquí tiene un dolor en su hombro derecho. Muévelo y verás que Dios te está sanando”.

En estos días estoy en medio de una fuerte tanda de viajes de predicación y oración por otros. Estuve hace poco en la ciudad de Tampico. Allí recibí la confirmación a una palabra de conocimiento que había dado hace años en un congreso de servidores. La Sra. Rosy Parra me confirmó que ella sanó su dentadura en aquel momento de oración. Realmente habían miles de servidores allí. Pero el Señor me hacía sentir que estaba sanando a alguien que necesitaba tratamiento dental, pero no tenía los recursos económicos para pagarlo. Ella me cuenta que Dios la sanó instantáneamente. Esta palabra de conocimiento no fue confirmada allí mismo, pero si ella cuenta su testimonio en su comunidad esto eleva la fe de la gente para abrirse a este carisma.

En uno de los momentos de oración en Tampico tuve una imagen mental de alguien que había llegado allí con un aparato en uno de sus oídos para escuchar mejor. Aquí también había bastante gente. ¿Cómo saberlo si Dios no lo revelaba? Sentía que esta persona, si se quitaba el aparato del oído, podría comprobar que ya Dios le había sanado y no necesitaría el aparato para escuchar bien. Cuando lo dije por el microfono había un silencio sepulcral en aquel lugar, nadie se movía ni decía nada. Todos esperando a ver si esto era ocurrencia mía o Dios realmente estaba haciendo esto. Como decía anteriormente esto es un llamado a la fe. Un llamado a mi fe para que me atreviése a decirlo y un llamado a la fe de quien padecía el mal en su oído para quitarse el aparato y probar. Se levantó un hombre y vino al frente caminando. La sorpresa de todos fue ver que en su mano traía un aparato auditivo. El testificaba que ya estaba escuchando bien. Un zumbido constante que tenía en el oído se le había quitado y ahora estaba escuchando bien. ¡Gloria a Dios!

El fin de semana pasado estuve en Coatzacoalcos y allí recibí entre otras, una palabra de conocimiento de que el Señor estaba sanando de asma a alguien y que el signo de que esta persona estaba allí es que traía consigo un inhalador medicado para cuando le atacaba el asma. Dos personas mostraron el inhalador que llevaban. ¿Para qué el Señor da estos detalles en la palabra de conocimiento? ¿Para sorprender o impactar? No ¿Para hacer sentir que Él lo sabe todo? Tampoco ¿Para qué entonces? Pues para elevar la fe de las personas. Para que creamos en Su Poder. Sí es cierto que Él lo conoce todo. Sí es cierto que Su Poder es impresionante y su Amor también. Pero estos detalles que Él revela es para que nos abramos más a la realidad de que en Su Reino todo es posible.

Una de las sanaciones milagrosas más impactantes en estos dos viajes fue como a un hombre en Tampico se le enderezaron las piernas. Los servidores estaban impactados pues lo conocían de hace tiempo y ahora caminaba sin ayudarse y sin dificultad. Y en Coatzacoalcos sentí que el Señor estaba sanando a personas que habían ido en silla de ruedas se puso de pie una señora que dijo tener cáncer en la médula y esto le dificultaba el caminar, pero después de la palabra de conocimiento se puso de pie de su silla de ruedas ella sola y caminó frente a todos. Luego una joven con las piernas bien torcidas hacia dentro se puso de pie sin la ayuda de nadie. Nunca se había puesto de pie sola. Parecía tener 12 años de edad. ¡Jesús vive y tiene mucho Poder!

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