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Las pastillas amarillas

Las pastillas amarillas

Hay un proverbio oriental que dice: «Hasta una hormiga negra debajo de una piedra negra en una noche negra Dios la ve». El Señor no deja de sorprender con sus detalles de Amor Poderoso. Te cuento lo que acabamos de verle hacer.

Este fin de semana pasado estuve en el Paso, Texas predicando en un Congreso de Evangelización junto a mi amigo Sergio Soto. Se hizo en el Gimnasio de una Escuela Pública. Estaba lleno de gente.

En un momento de oración entre muchas sanaciones, palabras de conocimiento y confirmaciones de como actúa el Poder de Dios en medio de Su amado pueblo tuve una visión o imagen mental. En ella ‘veía a alguien coqueteando con la idea de suicidarse y que en sus manos tenía unas pastillas de color amarillo». Lo comuniqué diciendo además: «Si estás aquí obviamente no te haz quitado la vida, pero aún las guardas para hacerlo y Dios ha venido a salvarte». Seguimos la oración y con otras palabras y sanaciones físicas confirmadas.

Pero luego Sergio, que me acompañaba en la oración, dijo la siguiente palabra de conocimiento: «Esta persona tiene aquí una de estas pastillas amarillas en su bolsillo, no pedimos que te identifiques frente a todos pero Dios quiere que sepas que El sabe y te ama.»

Seguimos luego con el programa del Congreso. Esto que ya te he contado sucedió el sábado 18 de marzo, el domingo en un receso se se acerca un joven de aproximadamente 17 años y contó lo siguiente: «Ayer llegué con ira y tristeza en mi corazón. Vine obligado. No quería estar aquí. Cuando ustedes comenzaron a orar me quedé por respeto. Uno de ustedes de repente comenzó a decir que alguien había pensado suicidarse con unas pastillas amarillas. Esto me impactó mucho pues era el color de las pastillas que tenía con las que no sólo pensaba matarme sino que también había pensado matar a mi familia. Pasaron unos minutos y otro de ustedes dijo que esta persona andaba con una de estas pastillas en el bolsillo. Entonces ahí me convencí. Esto es Dios. Pues sí soy yo. Yo traía una de esas pastillas en el bolsillo. Ahora tengo paz en mi corazón, la tristeza y la ira se han ido». ¡Gloria al Señor Jesús!

Dios es muy bueno y quiere co-habitar con nosotros en nuestros hogares para evitar estas y otras tragedias. Son muchos los jóvenes con todo un futuro por delante, pero sufriendo de depresión, muchos no ven un futuro lleno de esperanza. Cuando la familia está mal, sin Dios en el centro, los jóvenes toman decisiones desastrosas. No ven en sus adultos un ejemplo o modelo de plenitud.

Lo digo pues lo mismo me sucedió a mi. Cuando joven yo también veía a los adultos al rededor mío (mis padres peleándose y en proceso de divorcio, mis tíos también, divisiones familiares, parientes que no se tratan como familia, etc..) todo esto junto a las luchas normales de un muchacho fue aprovechado por el enemigo para sembrar la falsa idea de que ‘mi futuro iba a ser igual, que lo mejor era acabar con mi vida’.

Hoy tengo mi esposa, mis dos hijos y Jesús en el centro. El pasado familiar no tiene porqué repetirse. Jesús rompe con el pasado dañino. El Señor me salvó y me sanó de la depresión. Además inmerecidamente soy canal de sanación para muchas vidas. La estrategia del Malo no resultó. El Amor de Dios es más Poderoso.

La solución es llevar a Jesús al centro de cada familia. Que cada casa sea una hoguera de Amor. Un lugar de refugio para los más débiles, los niños, los jóvenes que necesitan tanto que se les guíe y cuide. Este fin de semana hubo muchos testimonios. Pero a mi me basta con que se salvó esta familia y este joven.

¿Estás de acuerdo con lo que digo, que los niños y jóvenes son esponjas que absorben lo que sus adultos les dan? ¿Qué te parece esta revelación tan exacta de las pastillas amarillas? ¿Qué te dice esto sobre Dios? Comparte esto con quien quieras y deja tu comentario. 

Pensando en la Resurrección

Pensando en la Resurrección

Mi hijo, digo medio relajando y medio en serio, es un teólogo. A veces dice cosas que mi esposa y yo nos preguntamos ¿De dónde las saca? Les pongo aquí lo último que nos dijo sobre la resurrección del Señor, que cuando lo preguntamos que quien se lo dijo. Nos respondió que Jesús se lo dijo.

– Mario Miguel te acuerdas que el viernes te dije que recordábamos el día en que Jesús murió en la cruz.
– Sí, me acuerdo y que duró 3 días muerto.
– Exacto, al tercer día resucitó. Pues hoy domingo celebramos Su resurrección.
– Sí, lo que pasó fue que cuando murió el tenía Su cuerpo un poco brillante de luz, y al otro día tenía mucha más luz y al otro día la luz lo cubrió enterito’ y explotó de Amor y salió vivo.
– ¡Wow! Es cierto eso.
– Sí, el peleó con los malos y les ganó a todos con Su Luz.
Su madre (mi esposa) y yo nos miramos con ojos de admiración y nos preguntamos de dónde sacó esa historia. Le pregunto:
– ¿Y eso quién te lo dijo?
Con tono de lo más normal del mundo, nos dice:
– Jesús me lo dijo.

Pascua es lo contrario a la cuaresma

¡Es tiempo de Celebrar! Una vez escuché a un sacerdote jesuita decir algo que me ‘golpeó la cabeza’. Dijo que: “nosotros sabemos pasarnos los 40 días de cuaresma llorando nuestros pecados pero no sabemos pasarnos los 40 días de Pascua antes de la novena de Pentecostés celebrando la Resurrección de Jesús”.

Recibí un correo de mi mamá en la fe, Dña. María Sangiovanni donde ella copia la Homilía que se le atribuye a San Epifanio de Salamina, Obispo:

«El sol de justicia (Mal 3,20), oculto durante tres días, se levanta hoy e ilumina toda la creación. ¡Cristo permanece en el sepulcro durante tres días, él que existe desde toda la eternidad! Germina como una viña y llena de gozo al mundo entero. ¡Fijémonos en la salida del sol que no conoce ocaso, despertemos a la aurora y llenémonos del gozo de su luz! 

Cristo ha roto las puertas del infierno, los muertos se levantan como de un sueño. Cristo se levanta, Él que es la resurrección de los muertos  y viene a despertar a Adán. Cristo, resurrección de todos los muertos se levanta y viene a liberar a Eva de la maldición. Cristo se levanta, Él que es la resurrección y transfigura en belleza lo que no tenía aspecto atrayente (cf Is 53,3) Como de un profundo sueño, el Señor se ha despertado y ha deshecho todas las intrigas del enemigo. Resucita y colma de alegría a toda la creación. Resucita y queda vacía la prisión de los infiernos. Resucita y transforma lo corruptible en incorruptible (1Cor 15,53) Cristo resucita y establece a Adán en la incorruptibilidad, en su dignidad primera. 

Gracias a Cristo, la Iglesia viene a ser hoy un cielo nuevo, (Ap 21,1) un cielo más bello que el sol visible. El sol que vemos cada día no tiene comparación con este Sol. Como un siervo, lleno de profundo respeto hacia su amo, el sol del día se ha eclipsado ante aquel que estuvo pendiendo de la cruz (Mt 27,45) De este Sol dice el profeta: “Sobre vosotros, los que honráis mi nombre, se alzará un sol victorioso…” (Mal 3,20) Por Él, Cristo, Sol de justicia, la Iglesia se transforma en cielo resplandeciente de muchas estrellas, nacidas de la piscina bautismal en una luz nueva. 

“Este el día que hizo el Señor, hagamos fiesta y alegrémonos en él.” (Sal 117,24) llenos de una alegría divina.

Una Nueva Humanidad

El Rey Jesús resucitó para nunca volver a morir. La muerte y sus aliados (pecado, enfermedades y espíritus malos) ya saboreó la derrota.

Los aliados de la muerte llevan a los hijos e hijas de Dios hacia una mentalidad y una realidad de Muerte. Jesús nos vino a brindar otra Realidad con R mayúscula: El Reino de Dios.

Una realidad que supera lo que nosotros conocemos como leyes, sean leyes morales o naturales. Las leyes del Reino de Dios no anulan las leyes que conocemos, pero las leyes del Reino de Dios superan o van por encima, parecería que la rompen o que las saltan pero en verdad es que son de otro nivel, son leyes superiores como por ejemplo Su Amor y Misericordia.

El Rey Jesús nunca habló de leyes del Reino pero dijo cosas que quedan como entre dicho que son leyes. Por ejemplo:

  • Un Reino cerrado para quien como Nicodemo sabe o quiere saber mucho pero no tiene una fe práctica.
  • Un Reino donde todo es posible para el que cree.
  • Un Reino donde una fe tamaño ‘granito de mostaza’ puede mover una ‘gran montaña’
  • Un Reino en el cual si crees verás, no al revés.
  • Un Reino donde los panes se multiplican, el agua cambia a vino, los huesos crecen y los cánceres desaparecen.

La Resurrección de Jesús es la firma de Dios sobre la humanidad. Jesús inaugura una Nueva Raza humana que nace de la fe en Su Persona. Una raza humana inmortal, poderosa en Dios, capaz de someter hasta a la muerte.

¿Crees esto? ¿Se nota en tu diario vivir? ¿Es esto el ‘pensamiento dominante’ en tu interior? ¿Dominan en ti ‘pensamientos de muerte’? ¿Que vas o estás haciendo al respecto? ¿Qué vas o estás haciendo para que estos 50 días sean verdaderamente de celebración?

Deja tu comentario aquí y te recuerdo que puedes compartir esto con quien quieras.

Un Reino de valientes

Un Reino de valientes

Para decir la verdad es necesario tener valor. Mentir es esconderse, no dar la cara, no reconocer ni enfrentar la realidad. Por eso el enemigo de Dios y de los hijos de Dios es el padre de las mentiras. Las mentiras impiden que nuestra verdadera identidad salga a la luz.

En mi casa no siempre podemos comer juntos, así como se ve en las familias bonitas de la televisión. El ritmo de vida que llevamos, los horarios de trabajo y colegio no siempre coinciden con la hora de comer. De todos modos, estamos luchando con el horario y hemos estado haciendo un esfuerzo de algunos días de la semana comer juntos.

Hace poco mientras comíamos mi hijo de 6 años nos confesó algo. Le habíamos servido su plato de comida, lo más balanceado posible, incluyendo vegetal. Ese día el vegetal que teníamos en nuestro menú era el brócoli. Mi hijo y el brócoli no se llevan muy bien que digamos. Anteriormente le poníamos el brócoli en su plato y confiábamos que se lo comería. Le preguntábamos y nos decía que se lo había comido. La cuestión es que mientras comíamos separados le salía el jueguito, ahora cuando vio que estábamos juntos y los brócolis en su plato nos dijo: “Papá, mamá tengo algo que decirles. Cuando ustedes me ponían brócoli yo iba rápido y los botaba en la basura. Nunca me los comía”.

Mi esposa hizo silencio, y me miró. En ese momento yo imaginé todas las veces que este niño había sido engañado de que lo mejor era mentir a sus padres. Me di cuenta que mi respuesta podía empoderar la idea de que mentir es mejor que decir la verdad. La Palabra de Dios declara que la verdad nos hace libres (Jn 8,32). Entonces le dije: “Mi hijo te felicito por habernos dicho la verdad. Hay que tener valor para dar la cara y decir la verdad. Déjame darte un abrazo”. Le vi el rostro de no-lo-puedo-creer. Ni su mamá ni yo le gritamos ni le castigamos. Le dije: “Por decirnos la verdad no tomaremos en cuenta ninguna de las veces que nos mentiste, no te castigaremos. Pero te tienes que comer el brócoli que hoy tienes en tu plato”.

No podíamos dejar pasar el que no se comiera el brócoli pero tampoco podíamos permitir que sintiera que mentir era la mejor solución. El sentir que es amado aún cuando falla o miente le capacita para dar la cara en situaciones futuras. ¿Acaso Dios no hace lo mismo con nosotros? ¿Cuántas veces no hemos fallado y Él no nos ha rechazado? ¿Cuándo fue la última vez que fallaste en algo y Dios te rechazó? Ese no es Dios. No es el Dios Padre que Jesús nos vino a presentar.

El Reino de Dios es un reinado de valientes que reconocen y dicen la verdad. Efesios 6 habla del ‘cinturón de la verdad’. Es importante ponerse cinturón o correa cuando no nos sirve el pantalón. Y hay que reconocer que ‘el pantalón del Evangelio’ a muchos no nos queda a la medida. Necesitamos algo que nos ayude a no salir por la vida con el pantalón cayéndose. Eso lo hace la verdad.

Choqué el vehículo nuevo

Hace poco les contaba en el blog que en mi casa habíamos adquirido de oportunidad un vehículo usado, pero para nosotros nuevo. Pues hace pocos días tuve un accidente buscando a mi hijo al colegio. No estoy todavía acostumbrado al tamaño de este vehículo y dando reversa choqué ligeramente un vehículo estacionado de uno de los otros padres del colegio. El vehículo en el momento del accidente estaba vacío, no había nadie ni dentro ni fuera, pero de repente llegan más vehículos y la posición en la que estaba debía moverme para que otros vehículos pudiesen pasar. En ese momento un hombre, al ver que me movía, sale al medio de la calle y me mira con cara de que yo me fugaría.

En ese momento, me di cuenta de que, eso precisamente es lo que parecía. Si después de un accidente, quien pega se mueve puede dar la idea que que se va. Fui y me estacioné. Salí de mi vehículo, espere a la dueña del vehículo al que le pegué. ¡Gracias a Dios no fue nada grave! La señora ve su vehículo y le pido excusas y que lo menos que yo podía hacer era pagarle el arreglo de su carro. Ella me dice que no cree que sea necesario pues parecía que era un daño muy superficial. Así quedeamos. Cuando me volteo para ir a buscar a mi hijo me detiene otra persona y me dice: “¿Eres Miguel Horacio, el que predica y ora por los demás?”.

Imagínate: ¿Cuántas veces no hemos dado la cara y otros nos han visto no reconocer nuestras faltas? o ¿Cuántas veces hemos dejado a Dios esperando que reconozcamos nuestra falla para el abrazarnos con Su perdón? La verdad que en ese momento yo no estaba cuidando mi reputación, pero si yo no hubiese dado la cara y enfrentado la realidad de que fallé hubiese dado el testimonio o imagen de que no creo en aquel que dijo YO SOY VERDAD.

El pedir perdón es una de las armas más poderosas del Reino de Dios. Jesús es perdón. El es el perdón de Dios. Cuando pedimos perdón sale la verdad. Cuando pedimos perdón reconocemos que necesitamos a Jesús y le damos la oportunidad a Él de intervenir. Quien no reconoce su faltas ante Dios ni ante sus familiares, amigos y/o vecinos se esconde de la Luz de Dios. Quien reconoce sus faltas y pide perdón se pone bajo el foco de Dios y Su luz hace que resurja la persona que Dios quiere que seamos.

Muchas veces yo tengo que pedir perdón a mi esposa, a mis hijos, a mi comunidad y a Dios. En esta escuela del pedir y dar perdón crecemos en la fe y la misericordia. He aprendido que cuando fallo, caigo en alguna tentación y peco no estoy siendo el verdadero Miguel Horacio. El verdadero Miguel Horacio no se esconde detrás de mentiras, reconoce su falla, da la cara. El verdadero yo es aquel que obedece a Dios valientemente.

Espero que Dios te cubra de Su Espíritu valiente. Su Espíritu Santo que te envaliente para dar la cara y pedir perdón a quien tengas que pedir perdón. No quiero que se te caiga el pantalón. Ponte el cinto de la verdad.

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Vidrio Anti-balas

Vidrio Anti-balas

Nunca imaginé que estaría inmerecidamente tan protegido. Hace unos meses en mi casa recibimos la oportunidad de cambiar el vehículo. Realmente no es que adquirimos un vehículo del año, pero sí uno nuevo para nosotros. Más nuevo que el que teníamos. Fue, como dicen por ahí, una oportunidad.

El vehículo que adquirimos le pertenecía a una embajadora dominicana que cuando venía al país lo usaba. Es decir, es un vehículo del 2006 pero con muy poco kilometraje pues vivía en otro país y no venía a la República Dominicana con frecuencia. PERO además por ser el vehículo de una embajadora venía con los vidrios blindados o vidrios antí-balas.

Los vidrios anti-balas cuestan un montón de dinero. Por esta sencilla razón no todos los vehículos lo tienen. Nosotros no pagamos por esa protección. Vino incluido en el paquete. Ni siquiera cobraron extra en el precio del vehpiculo. Ahora mi familia está protegida como si fueramos embajadores.

En realidad somos embajadores, pero somos Embajadores del Reino dice 2 Corintios 5, 20:

“Somos embajadores de Cristo, lo cual es como si Dios mismo les rogara a ustedes por medio de nosotros. Así pues les rogamos que acepten el reconciliarse con Dios.”

Mi familia, tu familia, todos los que creemos en el Rey Jesús somos Embajadores del Rey Jesús. Un embajador es una persona que representa a otro país. El embajador de la conchinchina (no creo que este país exista, pero lo uso como ejemplo). Representa a donde quiera que va a la conchinchina. En los aeropuertos, yo que viajo mucho me doy cuenta, que los embajadores tienen un trato especial cuando llegan a otro país. Pero a lo que quiero llegar es que los embajadores están protegidos por leyes internacionales y es el deber del país al que ellos representan el protegerlos.

En otras palabras, volviendo a nuestra realidad de Embajadores del Reino. Tu y yo representamos el Reino de Dios y por ende el Rey Jesús nos protege de distintas formas. Estamos más protegidos que los vidrios blindados. En mi carro no hay bala que nos pueda tocar si tenemos los vidrios cerrados.

Muchas de las balas o males que entran a nuestras vidas, aunque no todos, son por nuestro descuido. La protección que Dios nos brinda debe ser recibida por nosotros intencionalmente. Es decir, El quiere protegernos y nosotros debemos quererlo también y hacer lo que nos toca para estar protegidos.

De nada sirve:
– Tener vidrios anti-balas si no los mantenemos cerrados.
– Tener cinturón de seguridad si no nos lo ponemos.
– Tener cerrojos en nuestras casas si no los usamos.

De la misma manera nos perdemos:
– La protección de la Sangre de Jesús si no la clamamos en fe sobre nosotros y nuestras familias, amigos y pertenencias.
– La protección de los ángeles de Dios si no le pedimos a Dios que nos los envíe.
– La protección de la Presencia de Dios si no aprendemos a ‘andar en Su Presencia’.

Para todo lo anterior la fe es básica. Sin fe es imposible tener protección de Dios. Recuerda lo que dice Efesios 6, 16:
“Sobre todo, que la fe sea el escudo que los libre de las flechas encendidas del maligno”.

Termino algo que hago todas las noches con mi hijo mayor. Actualmente tiene 6 años. El año pasado comenzó a tener pesadillas. Se despertaba en la noche e iba asustado a nuestra cama diciendo que algo feo había entrado a su habitación. Recuerda la protección de Dios es intencional, Dios la da pero debes quererla y usarla. Entonces le enseñamos al niño a pedir y usar la protección de Dios. Le dijimos si eso vuelve a sucerder tu debes llamar a Jesús en tu corazón y luego le dices a eso malo que entró a tu habitación: “¡Vete en el Nombre de Jesús!”. Si no se va ven y buscanos y te ayudamos. ¡Resultó! El niño lo hizo solito.

De todos modos le quedó el recuerdo de lo que sucedió varias noches y el enfrentó en el Nombre de Jesús. Algunas noches ‘las pesadillas’ se iban con su orden de fe y otras el iba y nos buscaba. Pero un día Dios me hizo sentir que yo como su papá debía protegerle intencionalmente antes de dormir. Una noche antes de llevarlo a su caman antes de dormir le acerqué a mi e hice un gesto con mis manos haciendo como un círculo que le envolvía de cabeza a pies, mientras yo decía: “En el Nombre de Jesús pongo un escudo protector invisible para nosotros pero visible para todo lo malo. Nada ni nadie podrá molestat a mi hijo mientras duerma’. Esto le causó risa ese día. Hoy día, mi hijo que no es tonto, si una noche lo llevo a dormir y me olvido de hacer esto, el me lo pide: “Papi, el escudo. No te olvides”.

Así que mi hermana o hermano ponte tu escudo. Esto es intencional, no viene solo. Protégete en el Nombre de Jesús. Búscalo por ti mismo(a). Hazlo. Cierra tus vidrios anti-balas, para que nada ni nadie, ni de noche ni de día te haga mal. 

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Mi hijo lloraba con dolor

Mi hijo lloraba con dolor

Este sábado, como muchos, otros estuve junto a mis hermanos, en el ministerio de sanación de Jesús orando por los que sufren. Fue una mañana preciosa viendo al Señor bendecir a todo el que llegaba con corazón abierto a recibir de Su Amoroso Poder.

Al final, mientras evaluábamos las sesiones de oración, estuvimos de acuerdo de que dando, nosotros recibimos muchas bendiciones. Al terminar nos despedimos y cada cuál a su casa.

En mi casa había dejado a mi hijo mayor, con una infección de garganta y oídos. Habíamos estado toda la semana orando por él, ya le habíamos llevado al médico dos veces y administrándole las medicinas recetadas. Orar por otros y ver al Señor actuar con Poder, fue como un oasis para mí, después de toda una semana orando por mi hijo sin ver resultados.

Cuando llegué a la casa, saludé a mi esposa y a mi hijo menor. Cuando me acerco a mi hijo mayor, el que tenía la infección, le doy un beso y el se echó a llorar y con lágrimas en sus ojos me dice: “Papá cuando se me va a quitar este dolor. Trago y me duele. No puedo casi comer. Me duele mucho. ¿Hasta cuando voy a estar así?” Mi corazón se hizo pedazos. Me senté en un sillón y lo puse sobre mi. Oré por él. Lloré con él. Creo que es la primera vez que me vio llorar por él. El con sus manitas, limpiaba mis lágrimas.

– ¿Por qué lloras papá?
– Lloro porque tu dolor me duele a mi también. Pero a mi me duele en el corazón.
– Ya papi…no llores (me dice, mientras me abrazaba) el dolor ya se hizo chiquito.

Les escribo esto por varias razones:

1era razón: Mi esposa y yo descubrimos la primera vez que nuestro hijo se enfermó, que Dios no quiere que sus hijos se enfermen. Por ello Jesús, que vino a hacer totalmente la voluntad del Padre, se pasó tanto tiempo sanando personas enfermas. Si nosotros sentíamos dolor, si nosotros queríamos que la enfermedad se pasase a nosotros y no a él. ¡Cuanto más Dios! Es más precisamente eso fue lo que hizo. Cargó la cruz y llevó sobre sí nuestras enfermedades y dolencias para que nosotros seamos sanos.

2da razón por lo que escribo esto es: Muchas personas mal creen o mal piensan que en mi vida no hay dolor y que todas mis oraciones son respondidas. Pues ya ven que no es así. Sí bien es cierto que en el ministerio cada vez vemos más y más sanaciones y hasta lo que consideramos milagros, pero no siempre ´recibo lo que pido’. Esto es parte del misterio del ministerio de sanación. Esto también nos ayuda a mi esposa y a mi a depender de otros. En este caso específico fue una hermana de nuestra comunidad quien es odonto-pediatra quien nos sirvió de instrumento de Dios con el diagnóstico y las medicinas exactas para ayudar a nuestro hijo.

3era razón por la que escribo esto: Cuando mi esposa y yo orábamos por nuestro hijo en momentos pico de dolor, mi hijo luego testificaba que el dolor disminuía. (como en el que traté de describir más arriba). Hay ocasiones que nuestra oración no cura la enfermedad, pero sí quita o disminuye los síntomas. El tener experiencias negativas en el ministerio de sanación no puede, ni debe paralizarnos a orar por los demás. Tenemos que perseverar. El ministerio de sanación no sólo es un misterio de fe, también es una guerra y toda guerra tiene un sin número de batallas. Unas batallas se pierden y otras se ganan.

NOTA FINAL: Mi hijo está en recuperación. Ya no tiene dolor y gracias a Dios, a nuestra hermana de comunidad pediatra es el niño feliz que estamos acostumbrados a ver. ¡Dios es Bueno!

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¿Es necesario ser ‘renovado’ para recibir carismas?

Este video es el 2do episodio de la 2da temporada del programa digital ‘Sobre la Ola’, en el cual Irwin, Elena y yo (Miguel Horacio) hablamos sobre si es necesario ser ‘renovado’ o ‘carismático’ para recibir carismas. Otros temas que conversamos aquí es la oración dentro del matrimonio, orar por los compañeros del trabajo, etc…

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