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Es malo sobrevalorar a los ángeles de Dios, pero también es muy peligroso el ignorarlos. Una de las revelaciones bíblicas más olvidada en la Iglesia es el auxilio de los ángeles. En la experiencia del Pueblo de Dios esta verdad no puede ser ‘enterrada’.

En el Antiguo Testamento sus intervenciones eran más abundantes, en el Nuevo Testamento sus apariciones son intermitentes. Lo que pasa es que si la Historia de la Salvación fuera una serie de televisión, el papel protagónico de los ángeles ahora recae sobre nosotros, los seres humanos.

Antes los ángeles eran los principales mensajeros de parte de Dios, ahora esta es nuestra responsabilidad. Antes los ángeles eran portadores del Poder de Dios, ahora nosotros somos los canales preferidos por Dios de Su Poder y autoridad. Antes los ángeles venían a esta tierra para suplir la ausencia de Dios, ahora el Reino de Dios está aquí, en nosotros.

La Palabra de Dios nos dice que una tercera parte de los ángeles se rebelaron contra Dios. Estos ángeles caídos son los que reconocemos como demonios. Seres que atacan a los hijos de Dios. Pero es sólo una tercera parte, quedaron más ángeles obedientes a Dios que los que cayeron. Cada persona tiene por los menos un ángel que le protege.

La misión de los ángeles ahora es la de acompañarnos. Son compañeros de misión. Ahora somos los protagonistas y ellos nos acompañan, nos cuidan, nos ayudan. PERO tengo algunas preguntitas: ¿Se aburrirán los ángeles? Si ellos son designados a cuidarnos en nuestros riesgos y nosotros vivimos tan prudentemente nuestra fe ¿No les hacemos vagos? ¿No será que su ausencia en la tierra es signo de nuestra falta de riesgo?

Vemos en Hechos de los apóstoles como un ángel sacó a Pedro de la cárcel, después de los riesgos tomados por él en Nombre de Jesús. ¿No se despertarán los ángeles con mis riesgos? ¿No surgirán nuevas habilidades sembradas por Dios en mi y en ellos cuando me ‘lanzo’ en fe?

Termino con la pregunta del título y otras más ¿Aburres a tu ángel? ¿Te arriesgas en fe o sigues siendo un ‘creyente acomodado’? ¿Te arriesgas a orar por los que sufren? ¿Te arriesgas a predicar el Evangelio? ¿Te arriesgas a creer que Dios enviará a sus ángeles a cuidarte cuando sales de tu comodidad?

Tus comentarios son bienvenidos.