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Nunca imaginé que estaría inmerecidamente tan protegido. Hace unos meses en mi casa recibimos la oportunidad de cambiar el vehículo. Realmente no es que adquirimos un vehículo del año, pero sí uno nuevo para nosotros. Más nuevo que el que teníamos. Fue, como dicen por ahí, una oportunidad.

El vehículo que adquirimos le pertenecía a una embajadora dominicana que cuando venía al país lo usaba. Es decir, es un vehículo del 2006 pero con muy poco kilometraje pues vivía en otro país y no venía a la República Dominicana con frecuencia. PERO además por ser el vehículo de una embajadora venía con los vidrios blindados o vidrios antí-balas.

Los vidrios anti-balas cuestan un montón de dinero. Por esta sencilla razón no todos los vehículos lo tienen. Nosotros no pagamos por esa protección. Vino incluido en el paquete. Ni siquiera cobraron extra en el precio del vehpiculo. Ahora mi familia está protegida como si fueramos embajadores.

En realidad somos embajadores, pero somos Embajadores del Reino dice 2 Corintios 5, 20:

“Somos embajadores de Cristo, lo cual es como si Dios mismo les rogara a ustedes por medio de nosotros. Así pues les rogamos que acepten el reconciliarse con Dios.”

Mi familia, tu familia, todos los que creemos en el Rey Jesús somos Embajadores del Rey Jesús. Un embajador es una persona que representa a otro país. El embajador de la conchinchina (no creo que este país exista, pero lo uso como ejemplo). Representa a donde quiera que va a la conchinchina. En los aeropuertos, yo que viajo mucho me doy cuenta, que los embajadores tienen un trato especial cuando llegan a otro país. Pero a lo que quiero llegar es que los embajadores están protegidos por leyes internacionales y es el deber del país al que ellos representan el protegerlos.

En otras palabras, volviendo a nuestra realidad de Embajadores del Reino. Tu y yo representamos el Reino de Dios y por ende el Rey Jesús nos protege de distintas formas. Estamos más protegidos que los vidrios blindados. En mi carro no hay bala que nos pueda tocar si tenemos los vidrios cerrados.

Muchas de las balas o males que entran a nuestras vidas, aunque no todos, son por nuestro descuido. La protección que Dios nos brinda debe ser recibida por nosotros intencionalmente. Es decir, El quiere protegernos y nosotros debemos quererlo también y hacer lo que nos toca para estar protegidos.

De nada sirve:
– Tener vidrios anti-balas si no los mantenemos cerrados.
– Tener cinturón de seguridad si no nos lo ponemos.
– Tener cerrojos en nuestras casas si no los usamos.

De la misma manera nos perdemos:
– La protección de la Sangre de Jesús si no la clamamos en fe sobre nosotros y nuestras familias, amigos y pertenencias.
– La protección de los ángeles de Dios si no le pedimos a Dios que nos los envíe.
– La protección de la Presencia de Dios si no aprendemos a ‘andar en Su Presencia’.

Para todo lo anterior la fe es básica. Sin fe es imposible tener protección de Dios. Recuerda lo que dice Efesios 6, 16:
“Sobre todo, que la fe sea el escudo que los libre de las flechas encendidas del maligno”.

Termino algo que hago todas las noches con mi hijo mayor. Actualmente tiene 6 años. El año pasado comenzó a tener pesadillas. Se despertaba en la noche e iba asustado a nuestra cama diciendo que algo feo había entrado a su habitación. Recuerda la protección de Dios es intencional, Dios la da pero debes quererla y usarla. Entonces le enseñamos al niño a pedir y usar la protección de Dios. Le dijimos si eso vuelve a sucerder tu debes llamar a Jesús en tu corazón y luego le dices a eso malo que entró a tu habitación: “¡Vete en el Nombre de Jesús!”. Si no se va ven y buscanos y te ayudamos. ¡Resultó! El niño lo hizo solito.

De todos modos le quedó el recuerdo de lo que sucedió varias noches y el enfrentó en el Nombre de Jesús. Algunas noches ‘las pesadillas’ se iban con su orden de fe y otras el iba y nos buscaba. Pero un día Dios me hizo sentir que yo como su papá debía protegerle intencionalmente antes de dormir. Una noche antes de llevarlo a su caman antes de dormir le acerqué a mi e hice un gesto con mis manos haciendo como un círculo que le envolvía de cabeza a pies, mientras yo decía: “En el Nombre de Jesús pongo un escudo protector invisible para nosotros pero visible para todo lo malo. Nada ni nadie podrá molestat a mi hijo mientras duerma’. Esto le causó risa ese día. Hoy día, mi hijo que no es tonto, si una noche lo llevo a dormir y me olvido de hacer esto, el me lo pide: “Papi, el escudo. No te olvides”.

Así que mi hermana o hermano ponte tu escudo. Esto es intencional, no viene solo. Protégete en el Nombre de Jesús. Búscalo por ti mismo(a). Hazlo. Cierra tus vidrios anti-balas, para que nada ni nadie, ni de noche ni de día te haga mal. 

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