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Hace poco estuve en Estados Unindos, específicamente en Miami Florida. Estuve impartiendo un taller de oración por enfermos. El taller fue maravilloso. El Señor sanó y activó la fe para orar por los enfermos de muchos. PERO para mi lo más impactante ocurrió camino al aeropuerto.

Las personas que me llevaban al aeropuerto, mis amigos Rafael y Patty, me pidieron detenernos a orar por una persona que por su mala condición física no se pudo trasladar al taller de oración. Gracias a Dios que accedí. Nos desviamos y fuimos a Coral Gables a un antiguo pero precioso edificio de apartamentos.

Cuando subimos al apartamento y nos abrieron la puerta. Vimos a la persona sentada en una silla de ruedas en medio de la sala. Nos presentamos, nos acercamos, le preguntamos su nombre. Nos dijo se llama Maritza. Estaban con ella una hermana consagrada y su esposo.

Le pregunto “¿Qué tiene?”. Ella responde que le han hecho varias operaciones en la columna vertebral, que tiene metales en la espalda, puestos para ayudarle pero que el dolor no la deja ni pensar, mucho menos caminar. Le pregunto del 1 al 10 cuanto dolor tiene. Siendo 10 mayor y 1 menor. Dijo tener un 7 de dolor.

Le pido que si puede ponerse un poco adelante para tocar su espalda. Le pregunto si me permite tocarla. (En el Ministerio que pertenezco siempre pedimos permiso antes de tocar a alguien). Ella dice que la puedo tocar. Los demás se acercan, la rodeamos y comenzamos a orar. Pedimos al Espíritu Santo manifestar Su Poder y le ordenamos en el Nombre de Jesús a los huesos, metales, nervios tomar su justo lugar y que todo fuese restaurado.

La mano derecha de Maritza comienza a temblar. Le pregunto si ella está moviendo su mano. Ella dice con su cabeza que no. Lágrimas comienzan a correr por sus mejillas. Le pregunto “¿Y el dolor cómo está? Habías dicho 7 ¿Y ahora?” Dice que ahora tenía como un 4 de dolor. Había disminuido 3 puntos de dolor. ¡Gloria a Dios!

Seguímos dando órdenes de fe a los huesos de la columna, a los nervios y al dolor que desapareciera de su espalda. Le ordenamos a las piernas restaurarse en el Nombre poderoso de Jesús. Oramos en lenguas. Pregunto “¿Dime del dolor?” Ella dice que sigue igual en cuatro puntos. Me extraño de que no obedecieran a Jesús. He aprendido que cuando los músculos, huesos, dolor no ceden puede haber algo que les esté dando la fuerza para no obedecer. Internamente pregunto al Señor: “¿Qué hago?”

Siento en mi corazón la palabra RENCOR. Le pregunto a Maritza: “Te hace sentido la palabra rencor? ¿Alguien te tiene rencor o tu le tienes rencor a alguien?” Ella con lágrimas en sus ojos dice que sí con su cabeza. Le digo: “Para que Dios siga actuando debes soltar el rencor y perdonar o pedir perdón ¿Qué decides” Ella dice que PERDONAR.

Volví a ordenar a los huesos, músculos, nervios, metales restaurarse en el Nombre de Jesús. Oramos otro ratito en lenguas y pregunto de nuevo: ¿Cómo está el dolor? Ella responde: “NO SIENTO DOLOR”. Dije: “¡Gloria al Rey Jesús!” En ese momento vi la hora y recuerdo que tenemos que partir. Perder un vuelo es muy caro. Cerramos el momento de oración. Amén.

Nos despedimos y nos vamos acercando a la puerta y Maritza dice: “Se van tan pronto”. Y hace el gesto de que se va a poner de pie. Me sorprendo y le digo: “¿Y usted se quiere poner de pie?” Ella se sonríe y sin esperar su respuesta le digo: “Pongase de pie en el Nombre de Jesús”. Y Ella se levanta de la silla de ruedas y como una niña que está aprendiendo a caminar da pasitos hasta donde estábamos. Ella con alegría en su rostro y lágrimas por sus mejillas declaró en voz alta: “¡El Señor está aquí!”

Como negar la Presencia de Dios en medio nuestro cuando ocurren estás cosas. Para ella era obvio que Dios estaba cerca. Esto hace falta en nuestras vidas, parroquias y grupos de oración. Gente que se siente lejos de Dios aún estando en la Iglesia no porque Dios esté lejos sino porque no nos lánzamos, ni nos arriesgamos ni nos desviamos ‘nuestra ruta de comodidad’ para dejar a Dios actuar.

Termino declarando lo mismo que Maritza: “¡El Señor está aquí!” y le agrego DEJÉMOSLE ACTUAR.

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