por Miguel Horacio | Ago 1, 2016 | Oración, Poder de Dios, Profecía, Reino de Dios
Hoy día vivimos en un mundo de claves. Usamos claves para poder entrar y leer nuestros correos electrónicos. Usamos claves para retirar dinero en efectivo de nuestras cuentas bancarias. Usamos claves para entrar a ciertas áreas restringidas en nuestros trabajos. Sin la clave no se entra y nos quedamos fuera o no podemos recibir los correos o mensajes que nos han enviado.
Algo parecido ocurre con los carismas y la Vida en el Espíritu. Es necesario tener las claves necesarias para vivir plenamente como un ciudadano del Reino Poderoso de Dios ya activo en la tierra. La palabra clave viene del latín Klawis y significa llave. Una clave es una llave. Pues quiero compartir unas claves para entender los carismas.
Estas claves son poderosísimas pues están fundamentadas en la Palabra de Dios. Las tomo de lo que escribió S. Pablo a los Corintios. Son tres llaves para ayudarte a entrar a la dimensión carismática de nuestra fe.
1era Clave: La información es el punto de partida.
Dice S. Pablo en 1 Cor 12,1: “En cuanto a los carismas, no quiero, hermanos que estén en la ignorancia”. Por ello él escribe sobre ellos, para que enterándose así los lectores del beneficio que ofrecen los carismas, se dispongan a quererlos, pedirlos y brindarlos a la comunidad.
Lo contrario a ignorar es conocer. Mucha gente opina mal de los carismas pero no los conoce. Eso es opinar desde la ignorancia. Otros toman como ejemplo de vida carismática a personas que no por ser ‘ungidas carismáticamente por el Espíritu’ dejan de cometer algún error. Por ello es importantísimo el conocer sobre los carismas y sus beneficios pues esto nos da base para discernir y para desear lo que Dios desea y al mismo tiempo rechacemos lo que Dios rechaza.
S. Pablo le dice a los Corintios y a nosotros, que para entender los carismas hay que conocerlos y que debemos aprender que por el hecho de que algunos carismáticos cometamos algunos errores al ejercer los carismas (como ocurría entre los corintios) esto no invalida la realidad de que los carismas son una manifestación del Espíritu Santo para el provecho de la Iglesia (1 Cor 12,7). Además hay que tomar en cuenta que, S. Pablo no opina ni enseña desde la ignorancia, pues el mismo afirma no sólo conocerlos sino que los ha experimentado (Ej: en Corintios 14 dice que el ora en lenguas). Así que si te llama la atención algún carisma infórmate sobre él pues quizás es que Dios te lo quiere dar o si rechazas algún carisma pues te chocó el mal uso que alguien hizo de él, también infórmate mejor de ese carisma pues puede que cambies de opinión. En fin, los carismas no los ignores, conócelos.
2da Clave: Los carismas son ‘50’.
Cuando alguien le preguntaba al P. Emiliano Tardif ¿Cuántos carismas hay? El respondía que los carismas son ‘sin cuenta’. Esta respuesta dicha con una pronunciación dominicana, donde no diferenciamos mucho al pronunciar la c de la s parecía que estaba dando como respuesta el número cincuenta. Pero no, lo que intentaba decir, de una forma jocosa pero llena de sabiduría, es que los carismas no se pueden contar, son sin cuenta. Son muchos, muchísimos. Se presentan según cada necesidad de intervención de Dios en la tierra.
En el Nuevo Testamento hay varios listados de carismas, pero antes de pasar a estas listas es bueno aclarar que el objetivo de ellas no es ‘encerrarnos’ a que los que están en esas listas son los únicos válidos, pero si nos ayudan a notar que son diversos y muchos. Aquí los listados del Nuevo Testamento (sólo desarrollaremos el de 1 Cor 12 por ser el más explícito):
1 cor 12,8-10: “Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; a otro fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, en el único Espíritu; a otro poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, el de interpretarlas”.
Otros listados son: Rom 12, 8-10; Ef 4,11 y 1 Pe 4,10-11.
Esto provoca la pregunta ¿Por qué tantos carismas? Una respuesta podría ser: Es que Dios es muy amplio, inagotable y bondadoso. Esto nos lleva a estar atentos y abiertos a lo que Dios quiera dar según la necesidad de cada familia, comunidad o parroquia. ¿Tienes esta atención y apertura al Espíritu Santo? ¿o le limitas?
3ra Clave: Los carismas se piden.
Para mí esta es la clave o llave más importante. Pues quien no pide los carismas al Espíritu Santo no ha usado las llaves anteriores. Quien no conoce los beneficios que dan los carismas a la Iglesia, no los pide. Del mismo modo quien no está abierto a la amplitud de Dios, se cierra o se limita a lo que conoce y no los pide, entonces su fe se estanca y nunca se amplía.
En esto de pedir y recibir los carismas S. Pablo parece repetitivo, aparentemente quiere dejar bien claro que no es malo desear carismas. Es como enseñando que el camino correcto es quererlos y pedírselos al Espíritu Santo.
Veamos lo que dice:
1 Cor 12,31a: “Aspiren a los carismas superiores…” luego S. Pablo nos habla del amor continuando hablando sobre el buen uso del carisma de profecía y orar en lenguas. Algunas personas mal creen que el tema del amor está como en el medio del tema de los carismas, pero no es así, es que al aspirar y practicar bien los carismas, crecemos en el amor. Pero lo que queda claro de esto es que si los carismas no se pudieran pedir, pues ¿para qué nos dice que ‘aspiremos’ el tenerlos?
1 Cor 14,1: “Busquen el amor; pero aspiren también a los carismas, especialmente el de profecía”. Aquí también es obvio que S. Pablo está motivando, especialmente al que nunca ha dado un mensaje profético de parte de Dios, a que se abra a esta posibilidad.
1 Cor 14,5a: “Deseo que todos oren en lenguas…” En otro momento pregunta ‘¿Acaso todos oran en lenguas?’ la respuesta es no. No todos orarán en lenguas. Pero aquí vemos el deseo que tiene de que todos experimenten los beneficios de orar en lenguas, los mismos beneficios que él había experimentado en su vida lo quiere para los demás. Esto es también una motivación a quien nunca a orado en lenguas para que se abra a esta realidad de fe.
1 Cor 14,12: “Así pues, ya que aspiran los carismas, procuren abundar en ellos para la edificación de la asamblea”. Aquí S. Pablo no sólo habla de una apertura inicial a un carisma sino de un ‘procurar’, es decir, de un mantenerse en la apertura para ‘abundar en los carismas’, como si dijera: ‘comienzas con un carisma, pero si estás abierto(a) pueden darte más y así podrás ser una mayor bendición para la asamblea’.
Para concluir, pide al Espíritu Santo sus carismas, pues El quiere estar en tu vida con ellos. Recíbelo como a un huesped que trae regalos en sus maletas. Hay una gran diferencia entre un huesped y un preso. Cuando un huesped llega viene con sus maletas. Si le dejamos entrar sin maletas, de seguro se ofende además de que los regalos se quedan fuera. Pasa entonces como cuando alguien entra en la cárcel, todo lo que esa persona lleva encima le obligan a dejarlo fuera. No es un huesped libre en la cárcel es un preso obligado a no entrar con lo suyo. ¿Cómo tienes al Espíritu Santo en tu vida? ¿Como un huesped libre? ó ¿Como un preso de lujo?
Oración: Espíritu Santo ven sobre mi con Tu Poder. Estaré atento(a) y abierto(a). Quiero ser una bendición para los demás y sin tus gracias o sin tus carismas esto es imposible. No quiero brindarme a mí, quiero brindar lo que tu das. Aspiraré, desearé y procuraré tener mi corazón abierto y mi mentalidad abierta para que fluyas en mí y así los demás puedan alabarte a ti, al ver que operas a través de pequeños(as) como yo. Estoy listo(a). Estoy en espera. Estoy como en una ‘constante vigilia de Pentecostés’. Estoy despierto(a). Derramate con Poder y úsame como quieras. Yo quiero ser Tu canal de Amor. ¡Amén!
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por Miguel Horacio | Abr 18, 2016 | Poder de Dios, Reino de Dios
Me pasé junto a mi comunidad todo un fin de semana con mi obispo y el Director Provincial de la Comunidad Siervos de Cristo Vivo a la que pertenezco ya hace varios años. Quiero contarte lo que estuvimos ‘cocinando’, es decir hablando y planificando. Tuvimos varios momentos de oración en los cuales el Señor nos habló proféticamente y las intervenciones de Mons. De la Rosa y Carpio (quien es el asesor oficial de la Comunidad Marcos, comunidad/ministerio dependiente de la Comunidad Siervos de Cristo Vivo).
Todo el fin de semana estuvo enmarcado en estos 4 temas, son para nosotros como los 4 puntos cardinales que nivelan la brújula de nuestro quehacer comunitario:
1. La Misericordia de Dios:
Tanto las prédicas de Monseñor de la Rosa como las de nuestro Director Provincial Reynaldo Gonzalez, así como varias palabras proféticas giraban en torno a la Misericordia de Dios y cómo estamos llamados a ser canales de Su Misericordia para los demás. En las predicas nos recordaban que además de que el Papa Francisco nos introdujo al Año Jubilar de la Misericordia nuestra comunidad está fundada en buscar, obedecer y hacer lo que brota del corazón de Dios. Y nuestra comunidad tiene un llamado específico a la Misericordia de Dios pero desde el principio a tenido un enfoque a la asistencia de los que sufren de enfermedades. PERO nuestro obispo fue muy enfático en que nosotros no asistimos a los enfermos del cuerpo como médicos, nosotros asistimos a los enfermos con el Poder del Señor, nosotros no asistimos a los enfermos en su interior como sicólogos sino con el Poder del Espíritu Santo y esto nos lleva al próximo punto.
2. Evangelizar con Poder:
Me impactó cuando nuestro obispo nos dijo: “En la época de Jesús ya las personas se reunían en torno a la Palabra de Dios en las sinagogas, la diferencia de Jesús es que predicaba la misma Palabra de Dios que todos ya conocían PERO con Poder del Espíritu Santo”. De la misma forma hoy día dentro de la Iglesia hay diferentes movimientos, comunidades y/o espiritualidades pero mi comunidad tiene la misión de evangelizar con Signos, es decir con señales que indiquen el Poder del Rey Jesús en medio nuestro. Otros evangelizarán con métodos o con dinámicas o con meditaciones, etc…pero nosotros debemos dejar al Espíritu Santo fluir con Sus carismas de Poder (carismas de sanación, carisma de fe carismática, carisma de discernimiento de espíritus, carismas de Milagros). Una evangelización sin signos del Poder de Dios no es el llamado o la misión de nuestra comunidad.
3. Enfrentar al diablo es inevitable:
Otro tema conversado en este fin de semana fue sobre ‘guerra espiritual’ o los enfrentamientos o choques contra el maligno y sus espíritus malos. Algunos hermanos de comunidad comentaban que orando por los que sufren sentían en ocasiones que algunas personas estaban atacadas no sólo por enfermedades sino por demonios y que ellos no se sentían preparados para hacer liberación. A lo que nuestro obispo respondió: “Pues si no se sienten preparados, prepárense y no dejen de orar por liberación”. Nos comentaba que los enfrentamientos con el diablo son inevitables pues el anda ‘como león hambriento en busca de los no preparados’. Nos dio dos enseñanzas muy básicas para enfrentar a los espíritus malos: a) Con los espíritus no se habla, se les echa fuera. (si nos ponemos a escucharles nos engañarán). b) Aunque los demonios intenten asustarlos no les tengan miedo. (son como perros bullosos pero que huelen el miedo y muerden sólo al que se deja morder).
4. No ser susceptibles al rechazo:
En la homilía nuestro obispo nos decía que este ‘manera de vivir la fe’ podría engendrar rechazo en algunos ambientes de la Iglesia, pero que no nos detuviéramos por ello. Que en caso de que se nos cerrara una puerta que entonces buscásemos por otra parte la puerta abierta. Nos animó a la humildad de tener un tesoro que compartir: ‘El Poder Sanador y liberador del Señor’ para sanar a las ovejas heridas pero sabiéndonos simples siervos de Dios. Nos recordaba como Jesús fue rechazado por los ‘suyos’ y cómo S.Pablo también pero por esto ninguno de ellos dejó de cumplir con Su misión. Nos dijo: “Jamás dejen de hacer lo que les toca. Ni por pena, ni verguenza, ni por miedo. No echen para atrás ni para coger impulso”.
Curiosamente me comentaba mientras tuvimos la comida final del fin de semana que durante nuestro retiro se nos presentó orar por dos personas enfermas que se acercaban a pedir oración. Estábamos en una casa de retiro grande donde habían personas de otros ambientes de la Iglesia que al enterarse de que estábamos ahí se acercaban a pedir oración. Mi obispo me decía que esto era una confirmación de que a esto estamos llamados: “A orar por los que sufren de dolencias de todo tipo”.
También nuestro obispo nos pidió escribir un libro comunitario relatando los testimonios que hemos visto cuando oramos por los que sufren. Inclusive nos dio el título del libro. ¿Te gustaría leer un libro como este?
por Miguel Horacio | Dic 2, 2015 | Oración, Poder de Dios, Reino de Dios
Hace poco estuve en Estados Unindos, específicamente en Miami Florida. Estuve impartiendo un taller de oración por enfermos. El taller fue maravilloso. El Señor sanó y activó la fe para orar por los enfermos de muchos. PERO para mi lo más impactante ocurrió camino al aeropuerto.
Las personas que me llevaban al aeropuerto, mis amigos Rafael y Patty, me pidieron detenernos a orar por una persona que por su mala condición física no se pudo trasladar al taller de oración. Gracias a Dios que accedí. Nos desviamos y fuimos a Coral Gables a un antiguo pero precioso edificio de apartamentos.
Cuando subimos al apartamento y nos abrieron la puerta. Vimos a la persona sentada en una silla de ruedas en medio de la sala. Nos presentamos, nos acercamos, le preguntamos su nombre. Nos dijo se llama Maritza. Estaban con ella una hermana consagrada y su esposo.
Le pregunto “¿Qué tiene?”. Ella responde que le han hecho varias operaciones en la columna vertebral, que tiene metales en la espalda, puestos para ayudarle pero que el dolor no la deja ni pensar, mucho menos caminar. Le pregunto del 1 al 10 cuanto dolor tiene. Siendo 10 mayor y 1 menor. Dijo tener un 7 de dolor.
Le pido que si puede ponerse un poco adelante para tocar su espalda. Le pregunto si me permite tocarla. (En el Ministerio que pertenezco siempre pedimos permiso antes de tocar a alguien). Ella dice que la puedo tocar. Los demás se acercan, la rodeamos y comenzamos a orar. Pedimos al Espíritu Santo manifestar Su Poder y le ordenamos en el Nombre de Jesús a los huesos, metales, nervios tomar su justo lugar y que todo fuese restaurado.
La mano derecha de Maritza comienza a temblar. Le pregunto si ella está moviendo su mano. Ella dice con su cabeza que no. Lágrimas comienzan a correr por sus mejillas. Le pregunto “¿Y el dolor cómo está? Habías dicho 7 ¿Y ahora?” Dice que ahora tenía como un 4 de dolor. Había disminuido 3 puntos de dolor. ¡Gloria a Dios!
Seguímos dando órdenes de fe a los huesos de la columna, a los nervios y al dolor que desapareciera de su espalda. Le ordenamos a las piernas restaurarse en el Nombre poderoso de Jesús. Oramos en lenguas. Pregunto “¿Dime del dolor?” Ella dice que sigue igual en cuatro puntos. Me extraño de que no obedecieran a Jesús. He aprendido que cuando los músculos, huesos, dolor no ceden puede haber algo que les esté dando la fuerza para no obedecer. Internamente pregunto al Señor: “¿Qué hago?”
Siento en mi corazón la palabra RENCOR. Le pregunto a Maritza: “Te hace sentido la palabra rencor? ¿Alguien te tiene rencor o tu le tienes rencor a alguien?” Ella con lágrimas en sus ojos dice que sí con su cabeza. Le digo: “Para que Dios siga actuando debes soltar el rencor y perdonar o pedir perdón ¿Qué decides” Ella dice que PERDONAR.
Volví a ordenar a los huesos, músculos, nervios, metales restaurarse en el Nombre de Jesús. Oramos otro ratito en lenguas y pregunto de nuevo: ¿Cómo está el dolor? Ella responde: “NO SIENTO DOLOR”. Dije: “¡Gloria al Rey Jesús!” En ese momento vi la hora y recuerdo que tenemos que partir. Perder un vuelo es muy caro. Cerramos el momento de oración. Amén.
Nos despedimos y nos vamos acercando a la puerta y Maritza dice: “Se van tan pronto”. Y hace el gesto de que se va a poner de pie. Me sorprendo y le digo: “¿Y usted se quiere poner de pie?” Ella se sonríe y sin esperar su respuesta le digo: “Pongase de pie en el Nombre de Jesús”. Y Ella se levanta de la silla de ruedas y como una niña que está aprendiendo a caminar da pasitos hasta donde estábamos. Ella con alegría en su rostro y lágrimas por sus mejillas declaró en voz alta: “¡El Señor está aquí!”
Como negar la Presencia de Dios en medio nuestro cuando ocurren estás cosas. Para ella era obvio que Dios estaba cerca. Esto hace falta en nuestras vidas, parroquias y grupos de oración. Gente que se siente lejos de Dios aún estando en la Iglesia no porque Dios esté lejos sino porque no nos lánzamos, ni nos arriesgamos ni nos desviamos ‘nuestra ruta de comodidad’ para dejar a Dios actuar.
Termino declarando lo mismo que Maritza: “¡El Señor está aquí!” y le agrego DEJÉMOSLE ACTUAR.
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