Ser tocado
por el rey
Jesús vino a tocar con Su Amor y Poder todas las áreas de nuestras vidas. Nunca vio al ser humano por partes separadas. Este libro sirve como ayuda para recibir sanación en cada una de estas áreas. Abarcamos 7 de ellas en el libro ¿Quieres salud en toda tu vida?
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Capítulo 1
Hace años se acercó a nosotros un hombre. Aparentemente otras veces había ido a la comunidad a recibir ministerio de oración, pero volvía pues decía él que ‘no avanzaba en su vida’. En mi comunidad, antes de orar por alguien, siempre hacemos una entrevista. También nos dijo: “No salgo de una depresión, un sin sabor a la vida y todo me causa stress”. Le preguntamos ¿Cómo está tu relación con Dios? Responde: “Muy mal”. La próxima pregunta: ¿Qué estás haciendo para remediar tu relación con Dios? Respuesta: “Vengo a que ustedes oren por mí”. Es típico de mucha gente que mal creen que los problemas relacionales que tienen, sean con Dios o con otra persona, se van a resolver con la oración de otros.
Mientras entrevistamos a la persona, tenemos el hábito interior de prestar un oído al entrevistado y otro oído al Señor, por si acaso Dios nos quiere comunicar algo que ayude en el ministerio a la persona que tenemos enfrente. Internamente hago la pregunta al Espíritu Santo: “¿Qué está pasando en la vida de este hombre?” y siento una impresión muy fuerte en mi corazón y siento las palabras: “Pecado Secreto”.
En ese momento viene una lucha interior de cómo comunicar algo así a alguien. Hemos aprendido en nuestra comunidad, que cosas tan delicadas y privadas deben de comunicarse en un tono carente de agresividad y de acusación, respetando siempre la dignidad de quien se ha acercado a recibir oración. Además hemos aprendido a preguntar, en vez de declarar. Entonces le pregunto: “¿Hay algo en tu vida que te avergüence o que te haga sentir culpable?”
Cabizbajo dice: “Sí”. Seguimos con la próxima pregunta: “¿Es algo que guardas como un secreto?” El hombre estaba en shock. Hace silencio y con paciencia esperamos su respuesta.
En esta ocasión, estábamos orando por esta persona, solo hombres. En ocasiones es más incómodo tratar ciertas ‘cosas’ cuando está presente alguien del sexo opuesto. Él nos miró y dijo: “Estoy en adulterio con una amiga de mi hija”. Hemos aprendido a no reaccionar dramáticamente a lo que escuchamos mientras oramos por alguien; pero la verdad que esto me impactó mucho. Le preguntamos: “¿Has confesado ese pecado?”. “No, nadie lo sabe”. Le decimos que tiene que formalmente ir al Sacramento de la Reconciliación y que si quiere no hablamos más de eso, oramos por él y ya. No nos pone mucho caso y dice: “Ya no puedo más, he vivido engañando a mi esposa y a mi hija, su amiga y yo estamos como adictos a esto. Mi hija se ha dado cuenta de que su amiga quiere estar mucho en nuestra casa”.
Este hombre nos describe cómo su familia daba una imagen de que todo estaba bien, pero todo esto pasaba la mayoría de las veces dentro de su misma casa. Mientras hablaba no levantaba su cabeza, no nos miraba a los ojos; comenzó a llorar. Este era un gran paso. Rompió el silencio y dijo lo que le estaba destruyendo por dentro. Los secretos enferman. Todo lo que queda oculto lo agarra el rey de lo oculto para dañarnos. Cuando los secretos son puestos ante la luz, comienza el perdón y la sanación.
Yo tenía una mezcla en mi interior: Asco y misericordia. Asco por el pecado adictivo que lo tenía esclavo y misericordia por el lío que ahora tenía. No sentía asco por la persona, sentía misericordia por la persona y asco de la situación. Asco por el engaño del diablo que enfermó de pecado a este esposo y padre. La misericordia de Dios vino en nuestro auxilio, para liberarlo de la esclavitud del pecado que le estaba matando por dentro a él y a su familia.
Le abrazamos y comenzamos a orar por él. Le preguntamos: ¿Te arrepientes de esto que nos has dicho?” Cuando escuchó la pregunta cayó al suelo. Parecía un desmayo. Lloraba. Sudaba como si estuviera en un horno. Le pregunto de nuevo: “¿Te arrepientes? ¿Quieres libertad?”
Aparentemente no podía hablar y asiente con su cabeza. En ese momento le pedimos al Espíritu Santo que veniera en auxilio de su debilidad y que le permitiera salir de esta cárcel de pecado. Entonces él en voz alta verbalizó su arrepentimiento y renunció al adulterio. Se despojó del engaño. Cuando terminó, pedimos la bendición de Dios sobre él: “Te bendecimos con misericordia de Dios, paz, perdón y valor. Que la pureza del Espíritu Santo te limpie y te salve. Que la sangre de Jesús purifique tu sexualidad, tu mentalidad y tus emociones, tu cuerpo y tu espíritu.” Lloraba y repetía: “¡Gracias Señor Jesús!”
Al final, le recordamos que debía culminar esta experiencia de oración con el sello sacramental de la Reconciliación. Además le dijimos que para sanar de esto debía dar pasos concretos y hablar con su esposa, con su hija y renunciar a seguir viendo a la amiga de su hija. Ahora él comenzaba un proceso de sanación y recuperación. De seguro que su matrimonio necesitará terapia de pareja para sanar la relación de pareja y que él debía afrontar todo esto con la ayuda de Dios. Ya no podía seguir viviendo en la oscuridad del engaño; todo a la luz, sus pensamientos y sentimientos a la luz, sus luchas y temores a la luz, ahora sin apariencias no sería el ‘hombre macho que tiene dos mujeres’ ahora es el ‘pecador perdonado que necesita de Dios y de los demás para ser libre’.
Los seres humanos debemos tener cuidado con los acuerdos internos que hacemos. Curiosamente en la Iglesia hay tantas personas ‘nacidas de nuevo’ pero con ciertos acuerdos dañinos en su interior. Acuerdos que abren ‘puertas’ al diablo para enfermar nuestro espíritu.
Hay acuerdos internos que no son para cristianos. A veces se hacen acuerdos con brujería, hechicería, odio, perversiones sexuales, inmoralidad sexual, rabia, ira, celos, adicciones, mentiras y chisme. Todo esto nos lleva a la muerte. Hay ‘beneficios del Reino de Dios’ que nunca tendremos mientras los creyentes permanezcan con estos acuerdos interiores.

idea general & extracto
7 Cápitulos
136 Páginas libro digital / 203 Páginas libro impreso
Jesús hacía preguntas chocantes a los enfermos o sufrientes que tenía en frente, como por ejemplo cuando le preguntó a un ciego: “¿Qué quieres que haga por ti?” (Mc 10,5) ¿Acaso no era obvio que el ciego querría ver?” ¡No!, no es lógico, quizás el ciego no quería ver su vida.
Jesús pregunta: “¿Quieres recobrar la salud?” (Jn 5,6) Aparentemente la respuesta es obvia. Pero esto varía en cada persona. Cada persona sabrá lo que tiene que enfrentar en su propia vida. Algunas personas se esconden con o sin razón detrás de enfermedades, situaciones, heridas y problemas.
Este es un libro que te inyectará fe en Jesús. También te ayudará a conectar con Su Reino, con Su Amoroso Poder. Aunque te advierto que esto requiere tu colaboración. Siempre requerirá que te pongas de acuerdo con Él y le permitas actuar en ti. En ocasiones, a medida que avances en el libro irás encontrando momentos para orar y momentos para actuar en fe. Sigue las recomendaciones y escucha al Espíritu Santo. No todo te lo diré yo. Él te hablará mientras leas y recibirás bendición en la medida que obedezcas Su Voz. ¡Nada es imposible para el que Cree en Jesús! Su Amor es Real.

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