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Judas y el bullying en la Iglesia (2da parte)

Judas y el bullying en la Iglesia (2da parte)

Quiero sugerir una estrategia para detener a Judas y sus abusos. En mi post anterior te hablaba de la realidad de que en nuestras comunidades, parroquias y/o congregaciones pueden existir bullies o personas que abusan, no necesariamente a nivel sexual, la mayoría de las veces abusan ejerciendo influencia negativa o aplastante sobre quien ‘no tiene voz’ por su pequeñez.

En esta ocasión quiero enfocarme en algunas cosas que podemos hacer para detener esto. ¿Cómo detener a los abusadores? ¿Qué podemos hacer para prevenirlo?

1. Escudo de oración.
Cuando la oración disminuye los abusos aumentan. Una comunidad en la cual aumentan los abusos es porque no hay alto nivel de oración. En otras ocasiones, sí hay oración pero el enemigo a través de personas habituadas a abusar comienza a atacar a alguien que opina distinto. En todo caso es recomendable humillarse y pedir a hermanos y hermanas que intercedan por ti, quizás no tienes que entrar en detalles de los ataques que estás recibiendo, pero pedir a estas personas que te cubran con su oración de intercesión.

Cuando la oración disminuye los abusos aumentan.

2. Hechos 6.
En la comunidad de Jerusalem se levantó una ola de murmuración y quejas. La decisión de la comunidad fue encargar a un grupo selecto de personas para encargarse de las viudas, pues estaban siendo descuidadas en la repartición de los bienes. Las 7 personas que se encargaron de esto no sólo tenían como función atender a las viudas de la comunidad sino que también mantenían la unidad de la comunidad. Entiendo que las comunidades necesitan un grupo, oficial o extra-oficial que se dedique a ‘apagar fuegos de conflictos’, a atender quejas y para disminuir divisiones o ataques de unos a otros.

3. Subir la expectativa de la comunidad.
Una comunidad que espera poco se acostumbra a vivir una vida en el Espíritu pobre. PERO una comunidad que espera mucho no se conforma con lo poco ni con lo que no es de Dios. Por ejemplo: Una comunidad con alta expectativa no se conforma con la falta de unidad entre los hermanos, no se conforma con la falta de evangelización, ni se conforma con que los débiles reciban abusos de parte de otras personas. Una comunidad con alta expectativa nunca tiene un ambiente que permite abusos contra los más indefensos pues la gente está enfocada en Dios y sus cosas.

Una comunidad que espera poco se acostumbra a vivir una vida en el Espíritu pobre.

4. Alentar a los miembros de la comunidad a no permitir abusos de nadie.
Los abusos imperan en comunidades donde el miedo les manda a callar. Las personas que abusan se detienen cuando se les enfrenta y más si quienes le enfrentan son personas fuertes en liderazgo. Necesitamos más personas fuertes en nuestras comunidades, no todos son líderes pero pueden ser fuertes en Dios y no dejar que les dañen.

5. Asegurarse que las normas comunitarias no favorezcan a los que abusan.
En algunas comunidades o parroquias se tienen normas escritas o no escritas, pero estas deberían ser una ayuda al buen funcionamiento de la convivencia comunitaria. En ocasiones hay unos grandes vacíos en estas normas. Ej: ¿Quién supervisa a los servidores y asesores? ¿Pueden ellos decidir, decir, hacer lo que les plazca? ¿Quien supervisa al pastor? Cuando estas personas, con liderazgo oficial o extra-oficial están sin supervisión pueden cometer grandes abusos y usar las normas o vacíos en ellas para dañar a otros.

6. Disciplina.
Esta es una mala palabra en muchos ambientes, pero en ocasiones es necesario disciplinar para avanzar. La gente que abusa debe tener bien claro que hay consecuencias a sus acciones y que no dejaremos pasar estas malas acciones.

7. Cuidar el proceso de elección de líderes.
Toda persona que pertenece a una comunidad o parroquia debe servir pero no todo servidor es apto para liderear o asesorar. Los que abusan tienen una maligna capacidad de manipular a personas en posiciones de liderazgo que no tienen cualidades de líder y por ende dejan que estos abusadores ‘masacren’ a los pequeños. Cuando cualquier persona toma una posición de liderazgo la comunidad está abierta a abusos de personas expertas en manipulación. Un líder no sólo debe ser alguien espiritual sino que sea un pastor probado, alguien que defiende, alimenta y protege a los más débiles.

8. Cultivar un ambiente de libertad y gozo.
La libertad repele a los abusadores, el gozo también. La gente que abusa se siente atraida por comunidades divididas y oscuras. A estas las puede manipular con facilidad y empoderar las divisiones sembrando cizaña entre los miembros.

Orando por los que sufren he notado que esto del bullying o abuso en la Iglesia es más común de lo que se conversa. Espero estas sugerencias ayuden a contrarestar este mal y que los abusadores se conviertan a Dios.

Cualquier comentario es bien recibido.

Judas y el bullying en la Iglesia (1era parte)

Judas y el bullying en la Iglesia (1era parte)

El Papa Francisco después de escuchar a Dios quiere enfocar a la Iglesia hacia la misericordia que brota del corazón de Dios. Todo esto en medio de una época en la que se abusa de los débiles y en que este abuso a veces se vive dentro de la Iglesia.

Los abusos son muy comunes en comunidades, congregaciones y parroquias. Hay abusos porque existen abusadores en esas comunidades. Sin abusadores no hay abusos. Este tipo de personas crean divisiones, necesitan tener ‘enemigos’ dentro de la comunidad, pues no están felices a menos que tengan con quien echar un pleito. Tienden a manipular a personas de autoridad o en algunos casos son personas de autoridad que acosan, abusan de su posición de liderazgo o de su capacidad de convencimiento para dañar a otros.

El bullying en la Iglesia siempre ha existido. Judas se asoció con las autoridades de aquella época para dañar a toda la comunidad de discípulos. Todo esto Dios lo usó para bien, pero no quita el hecho de que Judas usó su capacidad, su cercanía, es decir, abusó de la intimidad lograda por años y dañó no sólo la vida y ministerio de Jesús sino que alteró toda una comunidad.

Judas se asoció con las autoridades de aquella época para dañar a toda la comunidad de discípulos.

Pongo a continuación unas ideas que nos podrán ayudar a detectar al Judas que tenemos dentro. Ya sea dentro nuestro o dentro de nuestra comunidad. Estas ideas son con el propósito de que entrando al Corazón de Dios nos convirtamos en verdaderos discípulos de aquel que se acerca al débil para levantarlo y no para aplastar y también que desde el Corazón de Dios podamos luchar contra el mal que pudiese desbaratar la vida de algún pequeño, víctima de algún bully.

1. No se reconocen como bullies o abusadores.
Generalmente estas personas no se ven a si mismas como abusadores, mas bien se ven como ‘salvadores’. Creen que tienen la razón, no escuchan y si escuchan, sólo escuchan a quienes van en su misma línea o como se dice por ahí, escucha ‘una sola campana’. Se cierran en sus propias ideas y esto les da fuerza para aplastar con palabras, chismes y hechos al que no tiene como defenderse ante una avalancha de este tipo. Esto es mucho peor cuando el bully es alguien de autoridad y no sólo alguien, que aunque no sea de autoridad, tenga influencia comunitaria.

2. Tienen una agenda personal detrás de su servicio en la comunidad.
No es lo mismo servir a la comunidad que ‘servirse’ de la comunidad. Algunas personas ‘cobran’ su servicio con la capacidad que tienen de influenciar sobre ella. Estas personas tiene una idea fija de como deben ser las cosas y si encuentran otras personas que ‘amenazan’ su idea de como deben ser las cosas entonces a esa persona hay que ‘eliminarla’.

3. Buscan alianzas peligrosas.
Al igual que Judas se unió al ‘Sanedrín’ así también hay ‘sanedrines actuales’. Estos bullies tienen capacidad de convencer grupos de personas, comités, consejos de comunidades o parroquiales, etc…buscan aliados a su causa de eliminación. Personas con personalidad frágil sucumben con facilidad ante la fuerza personal del abusador o bully.

4. Tienden a tener una personalidad intensa y muy emocional.
Estas personas que abusan de su capacidad de influenciar en otros o que abusan de su autoridad contra los débiles usan la intensidad de su personalidad para lograr sus propósitos.

5. Su frase favorita es: “La gente dice…”
Es fácil para este tipo de personas generar ‘miedos comunitarios’ fundamentados en ‘pedazos de información’ generalmente sacados de contexto y/o sin fundamento veraz. Cuando toda una comunidad cree ciegamente en ‘lo que la gente dice’ y más si está avalado por un bully de personalidad fuerte esto es usado por ese bully para lograr su objetivo de ‘eliminar’ a alguien.

6. Mentalidad de ‘títulos’.
Cuando en una comunidad se tiene una mentalidad de ‘títulos’ o ‘posiciones’ ocurre que quienes no tienen un título o posición importante no tienen capacidad o influencia en nada importante y esto nos lleva a lo próximo.

7. Tienen permiso de abusar.
Estas personas tienen un permiso no oficial de abusar pues los miembros de la comunidad o parroquia, como tienen una mentalidad de título o posiciones, no hacen nada. Es que el que cree no poder hacer nada por no tener un título o posición dice ‘yo no puedo hacer nada…dejemos esto así’ y entonces el abusador sigue abusando. Este silencio comunitario es tan doloroso que los ataques del bully. Por esto muchos abusados no sólo se hieren por el ataque del bully sino que se quieren con la comunidad que nunca les defendió.

8. Creadores de caos.
Un bully en la comunidad siempre tiene una nueva misión. A veces toma recesos entre un ‘golpe’ y otro, pero luego regresan con más fuerza pues no se sienten felices a menos que pongan en función su capacidad manipuladora.

9. Se mueven de un lugar a otro.
Cuando se aburren o terminan su ‘misión’ en un sitio, se mudan a otro. Pero es notable en su ‘trayectoria’ como van quedando ‘crucificados’ en las comunidades de donde han pasado tiempo.

Esta epidemia de abusos debe acabar. PERO si nosotros no hacemos nada nunca va a acabar. Una cosa es que nos peguen un golpe mientras estemos desprevenidos, podemos perdonar a quien nos golpeó y seguir adelante. Otra cosa muy diferente es que esa misma persona se sienta con la libertad de seguirnos golpeando. Lo segundo es ‘darle el permiso’ de que abusen de nosotros. Cuando a Jesús le golpearon el preguntó: “¿Por qué me golpean?”. No devolvió el golpe, pero dejó bien claro que le estaba doliendo y que era necesario sacar a la luz que se estaba cometiendo una injusticia.

Espero que Dios, en la persona de Jesús, sane a muchos que han sido víctimas del bullying en la Iglesia, que Su amor misericordioso les toque y les regale comunidades protectoras que les cuiden de los que se dejan engañar por el maligno, el es el principal abusador.

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