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…O es que aquel que murió en la cruz está pensando en mí y en ti.

Jesús dijo que para ser discípulo suyo hay que cargar la cruz, pero cual cruz.
¿Será que Jesús quería que cargaramos la misma cruz que Él? ¿Entonces lo que hizo no fue suficiente? Si no es la cruz de Jesús ¿Cuál es tu cruz? ¿Cuál es mi cruz?

En realidad, Jesús dijo que carguemos con nuestra cruz y que lo sigamos. Ya deja claro que cargar una cruz sin seguirle no cumple con lo requerido. Tampoco es completo seguirle sin cargar la cruz.

En la época de Jesús cuando alguien mencionaba la palabra cruz, todo mundo tenía una idea de lo que era. De vez en cuando, veían a alguien cargando una para luego ser clavado en ella. La cruz en aquella época no era un concepto, idea, persona, problema o carencia. Era una realidad que llevaba a la muerte, el clavado a la cruz no podía moverse a donde quisiera. Tenía que esperar morir en ella.

La cruz es sinónimo de un proceso de muerte. No es una muerte rápida. Es un proceso de muerte lento en el cual el crucificado muere poco a poco hasta entregarse totalmente.

Jesús dijo que Sus discípulos debemos cargar con nuestra cruz y no la Suya. El no dijo carguen con mi cruz, pues la cruz de Jesús ninguno de nosotros lo podría cargar y Dios nunca nos pone algo para cargar superior a nuestras fuerzas o capacidad.

La cruz de Jesús es única. Nadie pudo antes que el cargar una cruz parecida. Y después de Él haberlo hecho y muerto en ella nadie podría repetir. Jesús obtuvo la posibilidad del Perdón de los pecados, la Salvación, nadie podría hacer esto. Sólo Él. Su muerte en la cruz es suficiente para la Salvación. No hay nada que podamos hacer para agregarle nada. Nosotros sólo, por fe, podemos colaborar con Su Gracia para que Su Salvación cubra toda nuestra vida.

¿Entonces cuál es nuestra cruz?

Mucha gente mal entiende que la cruz puede ser una enfermedad o un familiar adicto o una carencia económica. Pero ¿sería de esto que hablaba Jesús? Creo que no. Recuerdo que la cruz era un proceso lento de muerte para el condenado a ella. Esto, a mi entender, en la mentalidad de Jesús es un proceso a través del cual entregaría su vida para ayudar a muchos. Por esto se molestó tanto cuando Pedro intentó impedirle entregarse en la cruz y le dijo aquello tan fuerte: “Apartate de mi Satanás”.

Para Jesús la cruz es entregar la vida y sin esto su misión hubiese sido incompleta. Esto nos dice que para nosotros la cruz es un proceso por medio del cual nosotros podemos entregar nuestra vida, como Él lo hizo. No para salvar a otros, pero sí para colaborar con Jesús para que otros reciban la salvación que sólo Él puede brindar.

Nuestra cruz no es una enfermedad, pues Jesús se pasó gran parte de Su tiempo quitando enfermedades. Es más podríamos decir que parte de la cruz de Jesús era quitar las enfermedades de los demás. El Ministerio de Jesús es el Ministerio de curación de enfermedades y liberación de espíritus malos. El ejercicio de este Ministerio le llevó a enfrentar muchos problemas y hasta entregarse en la cruz.

Nuestra cruz no tiene sentido si no seguimos a Jesús. Nuestra cruz debe ser un proceso por medio del cual nosotros libre y conscientemente entregamos nuestra vida a los demás en el servicio. Si la cruz de Jesús dio vida la de nosotros para que sea verdadera también tiene que ser un servicio que brinde vida.

En mi caso, son muchos los fines de semana que tengo que desprenderme de la comodidad de mi hogar para dormir quien sabe donde para ir a predicar el Evangelio. Muchas horas y fines de semana lejos de mi preciosa esposa y perdiendome de ver a mis hijos en lo que sería mi tiempo libre. Esta renuncia y salida de mi zona de comodidad es mi cruz. PERO me consta que en estas salidas de evangelización, muero a mi mismo y muchas personas reciben la predicación del Evangelio, muchos son sanados y liberados en el Nombre de Jesús.

PERO falta algo.

En pocas palabras, cargar la cruz es entregarse a los demás, renunciando a uno mismo y brindarles la vida de Jesús, pero en el Poder del Espíritu Santo. Recuerda que Jesús dijo ‘cargar la cruz + seguirle’. Toda Su entrega fue en el Poder del Espíritu Santo.

Cargar la cruz sin seguirle no es ser discípulo de Jesús. Para ser discípulos de Jesús hay que cargar la cruz y seguirle. Es decir, servir a los demás según Sus criterios, según Su voluntad, según Sus métodos.

Es muy cómodo servir sin una apertura al Espíritu Santo. Pues la apertura al Espíritu Santo nos lleva a morir a nuestros criterios y a nuestra manera de pensar.

La vida en el Espíritu es tan importante que por ello Jesús entregó Su Espíritu al morir en la cruz. Sin esto nosotros hoy no pudiésemos decir que estamos bautizados en el Espíritu Santo.

En fin para concluir este artículo. Para ser discípulo de Jesús hay que cargar la cruz y seguir a Jesús o en otras palabras someternos voluntaria y libremente a un proceso de servicio y entrega a los demás pero en el Poder del Espíritu Santo. Nuestro servicio no debe mostrarnos a nosotros sino debe mostrar el Poder de Dios. Y en este proceso nos vamos transformando en la persona que Dios pensó que fuéramos desde antes de nacer.

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