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La semana pasada mi esposa y yo, junto a otra pareja de nuestro equipo de oración y ministerio (Steven y Sayli) visitamos a un grupo de oración. Fue impresionante la Presencia Amorosa y Sanadora de Dios. Fue como si El estuviese esperando hace tiempo que le dieran la oportunidad de manifestarse, pero parece no le dejaban. ¿Sucede esto en tu comunidad, familia o en tu vida personal?

Me habían invitado a mi para una noche de sanación y liberación. Me dieron la libertad de elegir el tema y de cambiar el esquema o programa de la noche. Realmente no sabía cómo hacer hasta llegar y discernir el «pulso espiritual» de los reunidos. Al llegar sentí que allí, semana tras semana se reunían personas a orar pero que su oración era tan bien organizada que no le daban la oportunidad al viento del Espíritu de soplar su aliento de intimidad sobre ellos.

Cuando las estructuras, esquemas, programas o lo que sabemos de Dios no nos lleva a una mayor profundidad o a un poderoso y despeinante encuentro con El, nos puede engañar haciéndonos creer que vamos bien. Tenemos un Dios que le gusta sanar, hablar y bendecir que a veces se encuentra con personas que tenemos tantos conocimientos de como el debería ser y actuar que por respeto a nuestras mentecitas se adapta para no ofendernos. AUNQUE en ocasiones viene como Huracán  a romper esquemas y mentalidades que nos hace que le metamos en cajas de discernimiento de las cuales a veces ni le dejamos salir de nuevo. Guardando entonces experiencias del Espíritu en recuerdos de una sola ocasión y sin apertura a un avance desde aquel regalo suyo.

Quisiera compartir contigo algunas cosas que me han ayudado tanto en lo personal como en lo comunitario para tener una sana vida en el Espíritu:

1. El Espíritu Santo puede cambiar de opinión en cuanto al esquema/programa: Jesús cuando hablaba con un sabelotodo llamado Nicodemo (Un experto en lo escrito sobre Dios, experto en esquemas y formas) le dijo que el Espíritu Santo es como el viento. (Jn 3). Sopla donde quiere y cuando quiere. El viento no lo podemos controlar, si podemos adaptarnos a su mover o a su soplar.
No es malo tener esquemas, programas o agendas siempre y cuando la forma no sea más importante que el fundamento. Esquemas sin fundamentos son como huesos secos sin vida. Estamos llamados a desarrollar una apertura perdida por la humanidad, al inicio «al soplar el viento de la tarde» el ser humano tenía un encuentro íntimo, naturalmente sobrenatural, sin mucho esquema, ni programa, sin ropas, lleno de espontaneidad, abierto a lo Suyo aún no existía la colaboración de las devociones, no había liturgia, ni escritos espirituales sólo su presencia y dos personas atentas a Su Presencia.

2. Preguntar es dar oportunidad a la otra persona a dar su parecer: Toda persona tiene voluntad, decisión, querer. El Espíritu Santo es una persona y por ende tiene voluntad. No es una energía poderosa, aunque tiene Poder. No es una idea conceptual aunque tiene ideas. Parte del respeto en toda relación de importancia o relación intima en la que se quiere crecer es preguntarle a la otra persona: ¿Qué quieres hacer? ¿Cuál es tu parecer en cuanto a lo que yo pienso? Muchas veces cuando tengo a alguien en frente contándome su problema, centrándose en su «ombligo» y no  centrándose en el Señor que tenemos, pregunto al Espíritu Santo: ¿Qué quieres decirle? También cuando me invitan a una asamblea a predicar y a orar pregunto ¿Qué quieres hacer en medio de ellos? Que distinta sería nuestra vida y nuestras asambleas, que distintas las familias y la misma Iglesia si desarrollamos este respeto a los pareceres del Espíritu Santo. Un verdadero respeto a Su mover y voluntad.

3. Los servidores son bloqueo o son una puerta: Jesús dijo ser una puerta, puerta o portal a una nueva realidad, portal de una nueva dimensión de Amor con el Padre y el Espíritu Santo. Los fariseos eran un tope, un bloqueo, invalidaban el mover del Espíritu en Jesús con sus conocimientos de lo que Dios hizo en el pasado. Los fariseos no querían renunciar a sus formas y maneras. Cuando Jesús venía con una novedad del Espíritu (una puerta) se encontraba muchas veces con un tope (en la mentalidad de los fariseos). Esta mentalidad, a veces se metía en los mismos discípulos (Mc 4, 18-21). Muchas veces lo que pasa en una casa es a través de quienes dirigen esa casa, ellos son un bloqueo o una puerta. Muchas asambleas o comunidades no reciben pues en la privacidad de esos servidores no hay una «puerta abierta» al aliento de Dios. Cuando nos quedamos con nuestro mal aliento la gente muere. Jesús en mí es un portal a un cielo abierto para mi casa y para mi servicio. Debemos cultivar momentos en los cuales dejemos al Señor dominar o movernos a la apertura de lo esencial, dejando a un lado las formas innecesarias.

Espero esto te sirva en tu vida y tu servicio. Aquella noche yo fui a aquella asamblea con una idea de lo que iba a hacer, lo que iba a predicar y hasta en que momento iba a dejar al Espíritu Santo descender a hacer su querer. PERO me arriesgué a confiarle todo. Vimos sanaciones interiores, recibimos palabras proféticas de ánimo y consuelo, sanaciones físicas. Que nuestra vida sea un reflejo de cuanto le dejamos a El actuar en lo privado de nuestra vida.

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